El rey de la conejera
Plantado por su prometida, el fundador de 'Playboy' se consuela con sus amigas
Actualizado: GuardarHugh Hefner tenía planes especiales para el sábado pasado. Ese día, le tocaba romper con su rutina habitual, tan propia de un hombre de 85 años: dejar pasar las horas en su mansión de Los Ángeles, jugueteando con cariñosas jóvenes rubias ligeras de ropa y bañándose con ellas en los jacuzzis de su gruta artificial. ¡Lo de siempre! El día 18 era distinto, porque el fundador de 'Playboy' se casaba con su novia más reciente, la última hembra dominante en su abarrotado corral de 'conejitas': Crystal Harris, de 25 años, nacida en Inglaterra y con una carrera interrumpida de Psicología a sus espaldas. Y, por supuesto, rubia, un requisito que en las últimas décadas parece imprescindible para incorporarse a la vistosa guardia personal de Hefner.
Hugh y Crystal se conocieron en 2008, en la fiesta de Halloween de la 'mansión Playboy'. «Yo iba vestida de doncella francesa. Vi a Hef junto a la piscina, le saludé con la mano, le lancé un beso y él me devolvió el saludo. Congeniamos de inmediato y me pidió que me quedase el fin de semana», ha relatado la chica, que pronto acabó estableciéndose en la casa. Al principio compartía a Hefner con otras dos 'conejitas' destacadas, las gemelas Karissa y Kristina Shannon, de 21 años, rubias y un poco indiscretas, porque no han dudado en revelar a la prensa que el bueno de Hefner se está quedando sordo de tanto inflarse a Viagra. Pero, a finales del año pasado, el 'playboy' supremo sorprendió a Crystal con una misteriosa cajita de música: «La abrí y allí estaban dando vueltas La Sirenita y un anillo de diamantes. Me lo probé, pero me estaba demasiado grande. Es impresionante, de tres quilates y medio, con diamantes alrededor», explicó ella, elevada de pronto al inesperado papel de prometida. Ya estaba todo preparado: habría 300 invitados, la ceremonia se celebraría junto a la cascada del jardín, la tele filmaría un especial, la novia luciría un vestido rosa y, a modo de damas de honor, se iban a reunir más de 150 'playmates', las chicas del póster de 'Playboy'.
Pero, a cinco días del evento, Crystal se echó atrás. «Todo iba muy rápido para mí. ¿Era eso lo que yo quería?». El día 18, la ya exprometida acabó en Las Vegas, posando en bikini en una fiesta, y Hefner dedicó la jornada a ver 'Novia a la fuga' en su mansión, rodeado de conejitas que acudieron a «brindar su apoyo en estos difíciles momentos», según desveló en Twitter. «Seguir soltero es probablemente lo mejor», se consoló, de vuelta a su rutina de proyecciones, partidas de backgammon, batines de seda, cantidades ingentes de Pepsi y bandadas de chicas espectaculares, «más de las habituales». Con una de ellas, Anna Sophia Berglund -25 años y sí, rubia- se abrazó y se besó durante una de las sesiones de cine, pero ha negado que se trate de la nueva inquilina de su corazón. «Es la mejor amiga de Crystal y también la mía. Es quien me ha ayudado a sobrevivir a esta semana».
Con este revés, el cómputo amoroso de Hugh Hefner sigue estancado en dos matrimonios y unas dos mil amantes, aunque el primer dato es mucho más fiable que el segundo, porque a partir de mil resulta fácil perder la cuenta. Curiosamente, en el principio de todo también hubo un desengaño: Mildred Williams, su primera novia, la chica con la que perdió la virginidad ya entrado en la veintena, le puso los cuernos poco antes de la boda. Aunque se casaron igualmente en 1949 y tuvieron dos hijos, los biógrafos de Hefner apuntan que aquella decepción marcó para siempre su manera de tratar con las mujeres. En 1953 fundó 'Playboy' y, a la vez que proponía un ideal hedonista para el hombre estadounidense, empezó a transformarse a sí mismo según ese mismo modelo. En un artículo que escribió en el primer número de la revista, visualizaba al 'lector tipo' como un hombre aficionado a «poner algo de música ambiental en el fonógrafo e invitar a una amistad femenina a una tranquila discusión sobre Picasso, Nietzsche, jazz, sexo». No está muy claro que quienes se extraviaban por las curvas de los pósters estuviesen recordando citas de 'Así habló Zaratustra', pero se entiende la idea de un varón sofisticado, culto, amante del goce sin ataduras.
Cama vibratoria
Hefner empezó a reinventarse. «Las mujeres de 'Playboy' eran las mujeres de Hefner y, después de las sesiones fotográficas, él las felicitaba, les compraba regalos lujosos y se llevaba a muchas de ellas a la cama», resumió el escritor Gay Talese en 'La mujer de tu prójimo', su asombrosa crónica de la revolución sexual del siglo XX, editada en España por Debate. Nuestro hombre, divorciado en 1959, aprovechó el éxito empresarial para diseñarse un modo de vida desmesurado: es la época de la primera 'mansión Playboy', en Chicago, con su legendaria cama -redonda, giratoria, vibratoria y con capacidad para doce personas- y su piscina de fondo transparente con un bar debajo, para tomarse una copa con vistas a los cuerpos desnudos de las 'playmates' nadadoras. Es la época del avión privado pintado de negro, para llamar más la atención, provisto de su correspondiente suite de cama redonda. Y, a partir de 1970, es también la época de la segunda 'mansión Playboy', en Los Ángeles, la de la gruta de jacuzzis y el zoo con mapaches, monos y pavos reales. Las fantasías adolescentes, condenadas casi siempre a la frustración, se habían quedado muy cortas en el caso de Hefner.
En aquel cambio de década, Hugh vivió escindido, con una reina en cada una de sus casas. En 1968, y siempre sin renunciar a su esencial promiscuidad, se había liado con Barbi Benton. El día que le pidió salir, él con 42 y ella con 18, dio lugar a uno de los momentos más recordados de la mitología 'hefneriana'. Son solo dos líneas de diálogo:
- Eres majo -replicó ella-, pero nunca he salido con nadie de más de 24.
- Eso está muy bien, yo tampoco.
El problema es que tres años después, en 1971, también se encaprichó de Karen Christy. Durante un tiempo, tuvo a Barbi en Los Ángeles y a Karen en Chicago, en un raro experimento condenado a fracasar, pero que sirve como precedente de los diseños insólitos de la unidad familiar que emprendería más adelante. Cuando sus malabares sentimentales acabaron en desastre, con las dos chicas hartas de alternarse en el papel estelar, buscó consuelo en Sondra Theodore; según describe Talese, «una rubia mezcla de Barbi Benton y Karen Christy y de otras chicas del barrio que inexorablemente envejecían y cambiaban en la vida real, pero jamás en la imaginación de Hefner». Aunque todas fueron muy importantes para él, no se casó con ninguna. El honor de convertirse en su segunda esposa le correspondió, en 1989, a Kimberley Conrad, a quien asegura haber sido fiel durante diez años. Con ella tuvo otros dos hijos y, tras la separación, instaló a la madre y los niños en la casa de al lado, con privilegiadas vistas a la fase más desmadrada y fotogénica de su biografía.
«Picasso tuvo su periodo azul. Yo estoy en mi periodo rubio», declaró Hefner a la revista 'Vanity Fair'. Algunas mujeres de su pasado, como su primera esposa o Barbi Benton, eran morenas, pero en esta etapa más reciente de su vida Hugh parece haber desarrollado una intolerancia al cabello oscuro. Sus chicas son rubias y jóvenes, prácticamente intercambiables, y van en 'packs'. Primero fueron cuatro: Brande, Jessica y las gemelas Sandy y Mandy: «Doble de placer, doble de diversión», comentó por aquel tiempo sobre las hermanas idénticas. Después renovó el equipo y llegó a convivir con siete muchachas: Tiffany, Stephanie, Cathi, Katie, Buffy, Tina y Regina. Él tenía 75 años; ellas, entre 19 y 28. «La mayoría de la gente se cree que a lo largo del día es todo muy emocionante, pero en realidad es más como estar en casa de tu abuela», admitió Cathi a la periodista de 'Vanity Fair', que tuvo acceso a la peculiar vida dentro de la mansión californiana. Allí todo se organizaba y se organiza en jornadas temáticas, como si fuese un parque de atracciones: hay una noche de jugar a las cartas, una 'noche de chicos' en la que Hugh y sus amigotes ven películas del oeste o de Tarzán, otra noche de cine clásico, domingos de 'fiesta en la piscina'...
Esta semana, pese a la desazón de haber sido plantado, Hugh Hefner ha admitido que pasó «una noche divertida» junto a siete 'playmates', entre las que figuraba Anna, su supuesta nueva novia. Él mismo contó en Twitter lo que hicieron. Estuvieron jugando al dominó.