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«La arquitectura gaditana debe mirar al puerto, el turismo y el comercio»
Álvaro Siza Premio Pritzker de ArquitecturaEl portugués apuesta por el equilibrio entre el patrimonio y la realidad del siglo XXI para hacer de Cádiz una ciudad moderna
CÁDIZ. Actualizado: GuardarEs para él como un segundo hogar. El arquitecto Álvaro Siza volvió ayer a Cádiz para impartir una de las conferencias del ciclo 'Ultramar' que organiza el Colegio de Arquitectos y el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario. Y aunque con poco tiempo, el sentimiento paternal del portugués obligaba parada en Concepción Arenal. Los únicos 'hijos' que ha dejado en la ciudad, las 36 viviendas sociales en el Campo del Sur, le esperaban, eternos, a su bajada del taxi. Fotografía frente a la fachada tras revisar con una tímida patada el estado del basamento y entrevista en el patio, «del siglo XVIII», apunta. Álvaro Siza recuerda este proyecto y analiza el presente y el futuro de la arquitectura de una ciudad que presume de albergar el trabajo de todo un premio Pritzker.
-Las viviendas sociales de Concepción Arenal son el único proyecto que ha desarrollado en una ciudad que conoce muy bien. ¿En qué consistió el trabajo?
-Se trata de un edificio situado en el casco histórico, pero marginado. El proyecto indicaba que debía de formar parte de ese casco histórico, pero respetando el hecho de que la zona linda con el mar. Además, se trataba de un edificio del siglo XVIII cuya arquitectura habría que respetar. Vine muchas veces a Cádiz, realicé mucho trabajo de campo.
-Décadas después, ¿es ese respeto de la dualidad tierra-mar el camino a seguir por la arquitectura gaditana actual?
-El camino a seguir siempre va a depender de las exigencias que impone el dónde.
-Por ejemplo, en el casco histórico.
-El casco histórico es una maravilla, el proyecto urbanístico es fruto de la época del terremoto de Lisboa, así que conozco muy bien ese tipo de construcción. Pero hoy en día, sobre todo para erigir viviendas sociales hay que respetar mucho el reglamento vigente, no es posible repetir esa tipología, que data del siglo XVIII. La burocracia impone otras cosas, pero es muy importante la recuperación del tejido, sabio, del casco histórico.
-Y en general, ¿qué posición ocupa Cádiz en el panorama arquitectónico contemporáneo?
-Cádiz compone mucho más que el centro histórico. Hay que tener en cuenta el desarrollo del puerto y aportar una mirada enfocada al turismo y a la actividad comercial, esas son las premisas fundamentales a la hora de construir.
-Las voces más críticas denuncian las «aberraciones» que en muchas ciudades, entre ellas ésta, cometen contra el patrimonio.
-Como digo, Cádiz se desarrolló como proyecto único en el siglo XVIII, es preciso acercarse a esa identidad, pero también hay que atender a la actividad turística. La realidad del XXI no es la misma que la de entonces. Pero tampoco se trata de adoptar una visión conservacionista hay que saber mirar al futuro. Debe haber un equilibrio entre el patrimonio y el testimonio vivo de la geografía y la historia como base a la modernidad, de forma que permita la continuidad.
-¿Tiene algún edificio favorito en Cádiz?
-El casco histórico me gusta muchísimo, pero también me encantan algunos edificios más tardíos como el teatro o el mercado.
-¿Ha visto la remodelación del mercado?
-No. Últimamente hay un propósito de cambiar los mercados, también ha pasado en Oporto. Es algo que no entiendo.
-¿Conoce la obra de Campo Baeza en la provincia de Cádiz?
-Sí, Campo Baeza me gusta mucho, pero también Vázquez Consuegra, Antonio Ortiz y Antonio Cruz. Habrá muchos buenos arquitectos que no conozco o que no tienen un gran nombre que seguro que son buenísimos.
-Entonces la arquitectura mundial goza de buena salud.
-Sí, muy buena, pero mala también.
-Explíquese, ¿dónde está el peligro?
-Sobre todo en la periferia de las grandes ciudades. Hay una especie de acuerdo político para tratar bien el patrimonio histórico, es la principal exigencia pero, ¿y el resto? El respeto a ese patrimonio no garantiza una buena arquitectura, pero tampoco hay que ignorarlo.