Zapatero y Rubalcaba se reparten los papeles ante el Movimiento 15M
El presidente avisa de que no permitirá coacciones mientras el vicepresidente alaba el orden y el respeto por la ley de los indignados
MADRID. Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba se repartieron los papeles para referirse al movimiento 15M. Mientras el presidente del Gobierno avisó de que no iba a permitir coacciones ni desmanes como los registrados en el Parlament de Cataluña, el vicepresidente y candidato del PSOE ensalzó el «orden y el respeto a la ley» que han demostrado en sus últimas protestas.
El presidente del Gobierno hizo ayer una escueta mención a este movimiento de protesta ciudadana durante la sesión de control al Gobierno en el Senado. Pero no para alabar su comportamiento cívico, como ha ocurrido en otras ocasiones, sino para advertir de que todo derecho tiene su límite. A instancias del senador de CiU Jordi Vilajoana, recordó que la Constitución recoge el derecho de manifestación y, subrayó, que «todas las instituciones» lo respetan. «Lo que la democracia no puede permitir es la coacción y la intimidación ni el intento de que las instituciones no funcionen; y desde luego -remarcó- no lo va a permitir».
Unas horas antes, Rubalcaba elogió el comportamiento del movimiento 15M, sobre todo en las más de 60 manifestaciones que se celebraron el domingo por toda la geografía del país. «Todo el mundo se comportó conforme a la ley», y por tanto la Policía no tuvo que actuar con «la firmeza» que él mismo prometió si se alteraba el orden público. Hubo, dijo, «respeto a la ley y paz», con la excepción de los incidentes registrados frente al domicilio de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en los que los manifestantes dejaron pintadas con frases de «Rita muérete». Unos hechos, dijo Rubalcaba, que la Policía investiga.
Entretanto, desde el PSOE todo eran frases amables hacia el 15M. «En un Estado democrático, el poder público se crea para servir a los ciudadanos y para garantizar sus derechos y libertades. Tenemos que escuchar lo que dice el conjunto de los ciudadanos», comentó el portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso, recién incorporado tras el accidente vascular que lo tuvo hospitalizado. En concreto, consideró asumible la propuesta de la exigencia de una tasa sobre las transacciones financieras internacionales «para que las consecuencias de la crisis no las paguen los ciudadanos».
Los socialistas, según explicaron fuentes de la dirección del partido, están dispuestos a hacer suyas algunas de las propuestas del movimiento indignado, al que invitaron a hacer llegar sus planteamientos pese a que los portavoces del 15M han dicho por activa y por pasiva que los contactos con los partidos no forman parte de sus demandas.
Pirueta
Miembros de la ejecutiva del PSOE han entrado en contacto con miembros del movimiento ciudadano a través de las redes sociales, en concreto la nueva coordinadora de la campaña, Elena Valenciano, quien aclaró que fue a «título personal».
El PP hizo equilibrios para evitar la crítica al 15M y centrar sus diatribas en los socialistas. Su portavoz parlamentaria, Soraya Sáenz de Santamaría, garantizó que su partido va a trabajar en medidas para el «fortalecimiento de la democracia» porque quiere responder «a la inquietud de esa inmensa mayoría de españoles que se sienten preocupados por la crisis y que quieren otra forma de hacer política». Matizó, no obstante, que el aval del PP es el de los millones de personas que le han votado y «no queremos defraudar esa confianza». Relativizó además la propuesta de listas electorales abiertas, una exigencia del 15M, porque «existen para el Senado y uno puede hacer balance».
Sáenz de Santamaría reservó la artillería para el PSOE, al que afeó «la última pirueta» de acercamiento a los indignados. Los socialistas, dijo, lo que quieren es «colocarse a la cabeza de las manifestaciones» de ese movimiento para capitalizar su descontento, cuando en realidad las protestas son, a su juicio, contra las políticas gubernamentales. El responsable de esa operación, a juicio del PP, es Alfredo Pérez Rubalcaba.