Thompson, un letrado de película, contra el poderoso Strauss-Khan
Actualizado: GuardarEl hombre negro, alto y trajeado, se sentó entre el público que asistía a la vista en el tribunal de Manhattan. En primera fila. A su lado habían tomado asiento Anne Sinclair, la esposa del acusado más célebre de Francia, y Vanessa Strauss-Kahn, su hija. Alguien le preguntó su nombre. «Soy el abogado de la víctima. El único abogado de la víctima», dijo el hombre con su voz de trueno.
De este modo tan teatral, como de abogado de película, hizo su presentación Kenneth Thompson en el proceso contra Dominique Strauss-Kahn, el antiguo director del Fondo Monetario Internacional, acusado de intento de violación y de agresión sexual contra una asistenta en la habitación 2806 del hotel Sofitel Nueva York, en Manhattan.
Ella, la víctima, se llama Nafissatou Diallo, es una guineana de la etnia peule, originaria de la región de Labé que, tras enviudar, emigró a Estados Unidos en 1998. Musulmana practicante, se cubre la cabeza con un pañuelo y vive, junto a su hija de 15 años, en el Bronx. No ha hecho ninguna aparición pública tras la denuncia. Su nombre no ha sido publicado en Estados Unidos.
De un plumazo, Nafissatou Diallo prescindió de sus dos primeros abogados, Jeffrey Shapiro y Norman Siegel, dos picapleitos que se han quedado con la miel en los labios de un proceso mediático que les habría asegurado fama y fortuna. Ahora la representa un peso pesado, un letrado, hijo de una de las primeras policías negras de Nueva York, que quiere convertir el caso contra Strauss-Kahn en una parábola de la lucha contra los poderosos y a Nafissatou Diallo, en todo un símbolo.
«Mi cliente lucha por su dignidad como mujer. Lucha por todas las mujeres y niños del mundo que han sufrido abusos sexuales y que tienen demasiado miedo para decirlo», declaró Thompson ante un enjambre de periodistas, a la salida de la corte de Manhattan. Le acompañaba su socio, Douglas H. Wigdor, un rubicundo abogado educado en Oxford que, como tarjeta de visita, asegura haber conseguido 22 millones de euros en indemnizaciones para sus clientes a lo largo de su carrera. Muy americano. «Todo el poder, el dinero y la influencia de Strauss-Kahn no podrán cambiar la verdad de lo que le hizo en aquella habitación de hotel», remachó Thompson. El abogado se ratificó en estos mismos términos en el cuestionario que le fue remitido por este reportero a su bufete neoyorquino.
Blanco-rico, negra-pobre
Como se ha publicado en medios franceses, Kenneth Thompson persigue «politizar» el proceso apelando a conceptos simples y demoledores: una mujer negra, pobre y frágil, atacada por un hombre blanco, rico y poderoso. Thompson busca un modo de hacer justicia a los débiles, a los que no tienen voz ni oportunidad de defenderse.
Pero pese a que el abogado proviene de la pobreza y su madre, originaria de Carolina del Norte, tuvo que trabajar duro para abrirse camino y pagarle los estudios -«arriesgaba su vida para proteger a los demás: fue ella quien me enseñó a pelear por la justicia en general y por los derechos de la mujer en particular»- no nos engañemos. Keneth Thompson tiene su despacho en la Quinta Avenida, forma parte de un brillante bufete que presenta minutas de infarto y posee una hoja de servicios envidiable. Su imagen pública la gestiona nada menos que el gabinete Sunshine, Sachs y Asociados, la misma firma que lleva las relaciones públicas de Leonardo DiCaprio y Ben Affleck.
Kenneth Thompson es un abogado popular. Para ser bueno y ganar dinero en Nueva York tienes que saber moverte. Y no solo ante los jurados. También ante las cámaras. La página de su despacho, que le presenta como a un antiguo acusador público especializado en litigios por discriminación de sexo y color, resalta en su primer párrafo que ha sido objeto de «numerosas entrevistas en periódicos y programas de televisión como 'Good Morning America' y 'The Today Show'». También destaca que ha obtenido «condenas millonarias», como una de 5,6 millones de euros en un proceso por acoso sexual ante la Corte Federal de Manhattan. En EE UU esos 'trofeos' se exhiben sin pudor.
Dos policías que violan
Su carrera se inició como ayudante del fiscal del distrito Nordeste de Nueva York donde «investigó con éxito cientos de casos, desde asesinatos a fraudes bancarios, atracos a bancos, asesinatos por encargo, soborno, malversación de fondos y otros delitos...». Vamos, un personaje como para hacer una serie de televisión.
No obstante, el caso que hizo célebre a Kenneth Thompson en todo el mundo tuvo que ver con la brutalidad y con dos colegas de su madre. Logró que fueran condenados los dos policías neoyorquinos que habían torturado y violado, a la salida de una discoteca de Brooklyn, al emigrante haitiano Abner Louima. «Por eso vino a buscarme la camarera», asegura el letrado que, también, logró una importante victoria al conseguir condenar a un consejero del gobernador de Nueva York por violencia doméstica.
Thompson se muestra asímismo particularmente orgulloso de otros dos casos. Logró salvar de una condena de 135 años de cárcel al propietario de una tienda de vídeo, acusado de violación y de atentados contra el pudor por seis mujeres. El abogado consiguió la absolución y el tribunal estableció que las denunciantes habían testimoniado en falso, movidas por la venganza. En otra ocasión, también logró la absolución de un hombre, acusado por el fiscal de haber introducido un kilo de cocaína en EE UU. Dos jueces neoyorquinos han reconocido en público que Thompson «es un abogado excelente», «uno de los mejores litigantes que he conocido». Algo, que el propio Thompson se encarga de divulgar en la página de su bufete.
No obstante, en este caso no tendrá más misión que la de consejero privado de Nafissatou Diallo. La acusación le corresponde al fiscal de distrito. Jamás se enfrentará cara a cara a otro peso pesado de la abogacía americana, Benjamin Brafman, el representante de Strauss-Kahn, definido como un auténtico maestro del «contrainterrogatorio». Además de las pruebas, el juicio será sobre todo eso: la palabra de Diallo contra la de Strauss-Khan.
Tras el proceso penal, llegará el civil, donde se ventilarán, en su caso, compensaciones millonarias a la supuesta agredida. Pero Thompson niega que vayan a emprender esa vía. Sería un modo de dar alas a quienes consideran que en la denuncia contra el político francés no hay más que un deseo de enriquecimiento. «Mi clienta está herida, pero entera, determinada a llegar hasta el final», ha declarado a 'Le Monde'. «Quiere defender su dignidad y la de todas las mujeres. En el juicio no tendrá miedo. Y yo haré que el mundo entero sepa -recalca con su vozarrón- que ella dice la verdad».