La guerra por el Orgullo: ruido, dinero y caceroladas
Actualizado: GuardarEl dinero es la piedra de toque del problema del día del Orgullo Gay en Chueca. Si se mezcla con la política y los derechos de los homosexuales, la cuestión es una bomba de relojería dispuesta a estallar. El problema ha saltado por los aires al primer toque: el cierre de uno de los cuatro escenarios del barrio a cambio de otros cercanos. Rechazado. «La cuestión es que toca al bolsillo de los empresarios de la noche que tienen locales en esa plaza», dice Mili Hernández, de la Librería Berkana. Esteban Benito, presidente de la Asociación de Vecinos de Chueca, está de acuerdo y tiene en la mano cartas de otros 120 empresarios en contra de la celebración.
En el Orgullo, la cara la ponen las asociaciones de gays y lesbianas, además de los empresarios de la noche, pero el capital es privado, de varias marcas como Brugal, Maxium o Evian. Desde el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid, parte de la organización del Orgullo, se admite la teoría: «La plaza de Chueca es un símbolo, como la ermita del Rocío. Y si las empresas ponen el dinero, tendrán que llevarse un beneficio».