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El pasado desvela la paz irlandesa
Nuevas investigaciones sobre crímenes realizados por el IRA complican el camino hacia el entendimiento
LONDRES. Actualizado: GuardarLos crímenes del pasado desvelan la paz relativa de Irlanda del Norte. Una cadena de protestas, investigaciones o dictámenes está planteando de nuevo, más de trece años después de la firma del Acuerdo de Viernes Santo, si es necesario un epílogo dedicado a la verdad o a la reconciliación o si es mejor dejar que las versiones opuestas de la política sigan disputando por el día a día y por la historia.
Hace un mes, la reina Isabel, en la primera visita de un monarca británico a la República de Irlanda, afirmó que su viaje «nos recuerda la complejidad de nuestra historia, sus muchas capas y tradiciones, pero también la importancia de la tolerancia y de la conciliación, de ser capaces de respetar el pasado pero de no estar atados por él». Su lamento por «cosas que deseamos que hubiesen sido diferentes o que no hubiesen ocurrido» fue subrayado como un gesto significativo.
Esas palabras de lamento por lo ocurrido encuentran eco en las pronunciadas por Mary McArdle, tras la rabia expresada por los hermanos de Mary Travers por su nombramiento como asesora de la consejera de Cultura del Ejecutivo norirlandés. McArdle, que fue detenida portando en su bolso las armas con las que un comando del IRA atacó a la familia Travers cuando salía de una misa en una iglesia de Belfast, en 1984, ha dicho que fue «un trágico error», que hay que entender en el contexto de lo que sucedía entonces.
Mary Travers murió. McArdle cumplió una sentencia de 14 años y fue puesta en libertad un año antes de la firma del acuerdo de paz. En la cárcel coincidió con la consejera de cultura, Caral Ni Chuilin, que estaba en presidio por pertenencia al IRA. La indignación de los hermanos de la víctima ha sido amortiguada con la promesa de una revisión del procedimiento de estos nombramientos, pero nadie espera un cambio cuando buena parte de los cargos de Sinn Féin son exconvictos.
Los republicanos irlandeses están también enojados porque una comisión encargada de investigar el asesinato de la abogada Rosemary Nelson por lealistas probritánicos ha llegado a la conclusión de que no hubo complicidad por parte de las autoridades del Estado. El criterio de esta comisión fue distinto al aplicado por otra dedicada a la investigación sobre si hubo complicidad en el asesinato del lealista Billy Wright cuando estaba en la cárcel.
¿Existe complicidad de las autoridades cuando algún miembro de las fuerzas de seguridad colabora de algún modo en el asesinato de una persona percibida como peligrosa para el Estado, o basta con que haya pasividad? Las dos comisiones adoptaron criterios diferentes. La familia del abogado republicano Pat Finucane no ha logrado, a pesar de su larga campaña, que el Gobierno acepte la formación de una comisión para investigar su asesinato por lealistas.
David Cameron ya anunció tras expresar su disculpa histórica por la muerte de 13 personas a manos de soldados británicos en Derry, en 1972, que no se podía esperar la apertura de nuevas investigaciones públicas y que, en el caso de la que investigó el Domingo Sangriento, tardó doce años en llegar a sus conclusiones y costó alrededor de 200 millones de euros.
El Tribunal Smithwick lleva desde 2005 investigando el asesinato de dos policías norirlandeses, en 1989, que habían salido minutos antes de una comisaría de policía en la República, donde habían debatido de forma informal con sus colegas del sur sobre la posibilidad de montar una operación contra el que fue el jefe de Estado Mayor del IRA, Thomas Murphy. Trata de aclarar si entre los policías del sur había algún confidente del IRA que informó a los asesinos. El Gobierno de Dublín, que montó el tribunal junto al de Londres, ha sido criticado por lograr la aprobación por el Parlamento del establecimiento de un plazo, noviembre de este año, para que esta comisión presente sus conclusiones.
Esta semana dará a conocer públicamente las suyas sobre un caso con gran resonancia el Equipo de Investigaciones Históricas, cuya misión es ofrecer a las familias de víctimas un relato lo más veraz posible de las circunstancias del crimen en el que perdieron a sus allegados. El 5 de enero de 1976, un microbús con diez empleados de una empresa textil fue detenido cerca de Bessbrook. Varios hombres armados emergieron del borde de la carretera y dijeron que sabían que uno de ellos era católico y que se identificase, los otros le dijeron que no lo hiciese creyendo que eran lealistas y que iban a matarlo. Pero se identificó y los armados acribillaron a balazos a los nueve empleados y al conductor. Uno se salvó tras recibir 18 balazos. El crimen fue reivindicado por un grupo desconocido. El Equipo de Investigaciones Históricas confirmará esta semana que fue el IRA.