MUNDO

UN OBRERO DEL TERROR

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Es muy desalentador. Hasta en el terrorismo campea la lucha de clases. Sin que por ello haya prevalecido que la bomba sea para quien la trabaja. Hay ricos de familia, como sucedía con Bin Laden, y obreros de Alá, como ocurre con su sucesor, Al-Zawahiri. El primero provenía de una familia rica y privilegiada, un señorito del pánico, mientras que el segundo es de origen mucho más ordinario, pertenecía a una clase media de médicos y docentes. «Yo sé bien que estás afuera», dice el corrido mexicano. Lo que es bueno y malo. El recién estrenado número uno del terrorismo mundial contará con más dificultades que su mentor para obtener medios. Dificultad que tan bien conozco.

Y para colmo, carece de mano izquierda para dirigir la organización, estigma de las clases trabajadoras. Los expertos en Al-Qaida creen que en este negocio, como decía el torero, «hay gente pa'to». Reconocen, sí, que aunque no se le quiera como al difunto Bin Laden, se le respeta. Es otro indignado que, además de ir contra el sistema, está cabreadísimo con Occidente. Odia a Occidente más que su predecesor, porque su primera mujer y sus tres hijos murieron en una ataque de EE UU a la residencia familiar, en diciembre de 2001. Si uno merodea por la web descubre que la personalidad de Bin Laden era mucho más afable y cariñosa, 'cozy', que diría mi familia inglesa, un osito de peluche para mi hija adolescente, un tipo de 'apapachar', destacarían mis fructuosos amigos mexicanos.

Aunque, contrariamente a Conrad, atrajera a los hombres por lo que de peor había en ellos, debía tener una buena base de fans en todo el mundo. Dice 'The Times' que hasta los no creyentes deseaban escucharle. En contraste, Al-Zawahiri es frío y polar, duro y jugador taimado, a quien le gusta la televisión más que a Belén Esteban. De los que hará el amor como el protagonista de 'Alacranes en su tinta', de mi Juan Bas, en el tiempo que tarda en cocer un huevo. Un administrador gris, un segundón que carece de carisma y sin la retórica de su dueño.

Esta buena pieza cree que Libia es el nuevo frente, basado en el éxito que Al-Qaida obtuvo en Irak. Advierte a los libios de que Obama es un licántropo y la OTAN una conspiradora, alianza de los mayores tiranos del mundo. Y promete nuevas emociones. De creer a la inteligencia americana, quiere demostrar que AQ sigue siendo una marca global, y promete otra espectacular atrocidad en el décimo aniversario del 11-S.