Enrique Láinez, ayer, tras salir de su vivienda. :: A.V.
Ciudadanos

«No hay palabras para agradecérselo»

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Enrique Láinez estaba durmiendo cuando comenzaron las llamas. Fueron las voces y los golpes en la puerta de Manolo Peña lo que lo despertó, entonces vio la columna de humo. Ayer recogía ropa y varios objetivos en su domicilio como las decenas de desalojados del Edificio Brasil. Enrique vive en el primero, la planta más afectada, son once pisos por cada nivel y a ellos fue a los que Manolo alertó, dada la cercanía con las llamas. «Vino puerta por puerta llamándonos para salir -relata- había personas impedidas y logramos ponernos a salvo lo antes posible.

Cuenta este afectado que el conserje los condujo hasta el garaje y abrió la puerta para que todos salieran. También se aseguró de que no quedara nadie en la primera planta, que ya estaba completamente llena de humo tóxico. Manolo se quemó levemente el brazo, pero logró lo que se había propuesto, que nadie más resultara herido. Enrique asegura que «no hay palabras para agradecérselo, porque si no hubiera alertado a todos los vecinos, tal vez alguno hubiera podido inhalar mayor cantidad de humo y lamentar consecuencias peores».

A lo largo del día de ayer ambos tuvieron la oportunidad de saludarse y recordar lo sucedido. Hace dos años que Enrique vive en el domicilio y lamenta que todo haya ocurrido justo ahora que se acerca el verano, pues se trata de una zona muy turística.