Sociedad

El osito más vulnerable del parque

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Entre los diez cachorros que bajan a la pradera estos días, los hay de diferentes tamaños. Dos hermanos más crecidos juegan entre los adultos vigilados por una valiente osa. «Es la madre que mejor los cuida», observa Borragán, y no hay más que ver lo hermosos que los tiene.

Destaca por diminuto un osezno que abulta la mitad que los otros. «La madre es primípara y tiene poca leche. Es difícil que el hijo sobreviva», se teme el veterinario. A pesar de su pequeñez, trepa por la pared vertical de un peñasco con la habilidad de una lagartija. Su madre lo entrena para que escale hasta los picos de las rocas más altas y puntiagudas del parque, de difícil acceso para los ejemplares más robustos. Quién sabe si después de todo el chiquitajo sale airoso.

Quizá no esté raquítico. Quizá solo nació más tarde.