
Celebración de bata blanca
Un total de 141 alumnos de la promoción del año 2005 recibieron ayer los diplomas que los acreditan como médicos La Facultad de Medicina organiza en el Teatro Falla un nuevo acto de graduación
CÁDIZ. Actualizado: GuardarIlusión y satisfacción. Estos fueron los dos sentimientos que se hicieron notar con fuerza ayer en el Gran Teatro Falla de Cádiz. El primero de ellos se podía palpar directamente en las caras de los 141 alumnos de la Facultad de Medicina que abarrotaron el patio de butacas del teatro para recoger un diploma que los acredita como licenciados. El segundo, más fuerte si cabe, en los aplausos de las decenas de familias que se dieron cita en los palcos para seguir con atención el principio de la carrera profesional de sus hijos. Y es que, en un acto de graduación, estos sentimientos no se entienden el uno sin el otro, y todavía se hace más fuerte cuando hablamos de la titulación de casi 150 nuevos doctores.
Este acontecimiento tan especial comenzó a las siete y media de la tarde, con la entrada ordenada de los profesores al ritmo del canto de entrada de la coral de la Universidad de Cádiz. Sin embargo, los docentes quisieron dejar ayer todo el protagonismo a los alumnos, que se hicieron escuchar gracias al discurso de David Ruiz Pastrana y Pablo Ramos Panadero, elegidos por el resto de sus compañeros para expresar la experiencia vivida en los últimos seis años de sus vidas, que arrancó el 1 de octubre del año 2005. Entre anécdotas y recuerdos, los dos estudiantes dejaron constancia de los mejores y los peores momentos durante la carrera, su aprendizaje y del esfuerzo realizado. Uno de los momentos más emotivos fue el recuerdo de algunos de los profesores que han fallecido y que ayer no pudieron acompañarlos en una jornada tan señalada.
«Hemos madurado, hemos cambiado, hemos vivido una experiencia que ha marcado nuestras vidas», puntualizaron los representantes del alumnado.
A continuación, tomó la palabra el profesor Evaristo Fernández Ruíz, que sustituyó en esta labor a Rodríguez de la Rúa, que no pudo asistir al acto al haber sufrido un accidente. No obstante, Fernández leyó el discurso que el padrino elegido había escrito para despedir a sus estudiantes. «Permitidme dar algunos consejos: os pido honradez, confianza, valentía y respeto», puntualizó el docente. «Iniciamos el ejercicio de una profesión maravillosa», puntualizó.
Posteriormente, participó en el acto el otro padrino, Fernando Ramos Santana, que despertó las risas del respetable con un simpático discurso. Y entre recuerdos fue sucediéndose un acto que estuvo presidido por la Decana de la Facultad, Felicidad Rodríguez y que culminó con el reparto de diplomas.
Ahora, el camino ya ha comenzado para estos médicos del futuro, aquellos que deben curar los males.