MUNDO

BENDITOS HIPÓCRITAS

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El futuro nos atormenta y el pasado nos retiene. He aquí por qué el futuro se nos escapa, advertía Flaubert. El futuro del bucanero Pakistán, un Estado fallido que posee la bomba atómica, y que al menor descuido puede caer en manos del integrismo islámico, describe la política zigzagueante de EE UU. Las oportunidades sucesivas a un gobierno títere que jugó la peor pasada a Occidente dando cobijo durante años al perpetrador de los más sangrientos atentados de la edad moderna, sugiere la debilidad de la primera potencia. Capaz de resistir cualquier forma de sodomización política con tal de que la cosa no vaya a mayores, que en su caso sería facilitar una agresión nuclear o, en su defecto, que sus armas de destrucción masiva cayeran en manos terroristas. Así deben interpretarse las afirmaciones y desmentidos relativos a la captura del grupo delator que puso a la CIA en la pista de Bin Laden, condujo a su escondite y facilitó los medios para que fuese seguido y vigilado hasta el asalto de su refugio, y posterior ejecución sumaria. 'The New York Times' facilitó la noticia y periódicos tan equilibrado como 'The Times' se apresuraron distanciarse de la misma, arguyendo que se trataba de una información aún sin contrastar, negada por el Gobierno de Islamabad.

El constante hábito del disimulo paquistaní se ha convertido en una argucia perversa, demasiado débil para producir adeptos. Pakistán rechazó que supiera dónde estaba el primer terrorista del mundo, cuando se hallaba próximo a una de sus academias militares más importantes, tras el embozo de costumbres histriónicas, como salir todos los días en coche con los cristales tintados y acompañamiento de guardaespaldas.

Uno de los detenidos ahora es un general de la Armada paquistaní quien, al parecer, facilitó la matrícula de estos coches y de otros, que visitaban al líder de Al-Qaida durante las semanas que antecedieron al asalto. 'The New York Times' asegura que Washington ve el arresto como otra señal de falta de conexión entre países. Generosa manera de reconocer un trato humillante. Pero no olvidemos que EE UU no informó al Gobierno paquistaní de la detención de Bin Laden hasta que le 'enterró' en el océano. Desconfiaba y desconfía de Islamabad, que ha pedido a la primera potencia que desmantele la red de espionaje que mantiene en el país. Washington contestará de la misma forma que suele responder mi hija pequeña cuando llega tarde a casa: «¿De dónde vienes?» «Manzanas traigo».