Dos traficantes de El Bosque cumplen su promesa de entregarse en el cuartel
La Guardia Civil los sorprendió el día anterior en posesión de drogas y dinero obtenido de las ventas
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLos creyentes quizás miren al santo Antonio para explicarse lo ocurrido este fin de semana pasado en la localidad serrana de El Bosque. A él se le invoca para localizar objetos perdidos, dice la tradición. No eran objetos lo que buscaba la Guardia Civil, pero algo descarriados sí que se puede considerar a dos jóvenes que fueron apresados por trapichear con drogas en una concentración juvenil, organizada al calor de las fiestas patronales. Lo curioso de esta actuación policial, que en síntesis es similar a otras tantas que se producen cada fin de semana en cualquier punto de la provincia, es que los implicados acudieron por su propia voluntad hasta el cuartel de la Benemérita para entregarse. Tampoco podría decirse que fue un gesto de arrepentimiento, según fuentes consultadas por este periódico, ya que estaban perfectamente identificados y localizados y pocas posibilidades les quedaba salvo emprender la huida y engordar la mochila de las causas pendientes con la Justicia con delitos como la desobediencia.
Todo ocurrió a las dos de la madrugada del pasado domingo en el recinto ferial de El Bosque. Durante el pasado fin de semana, la localidad ha vivido sus fiestas patronales en honor a San Antonio, que para muchos jóvenes es solo una excusa más para lanzarse a beber a la calle. Según las mismas fuentes consultadas, una patrulla de la Benemérita estaba a esa hora patrullando por una zona donde se practica botellón. Al coincidir con la feria, la afluencia de jóvenes era mayor. Sin embargo y pese al bullicio, uno de los guardias se percató de los movimientos extraños -idas y venidas constantes- de un chico al que procedieron a identificarlo. Los funcionarios dieron en la diana porque el joven llevaba en sus bolsillos guardados 115 euros en metálico y cuatro dosis de éxtasis. Este individuo reconoció e incluso identificó a otro joven como la persona a quien le había comprado droga.
Sin embargo, los agentes no pudieron practicar la detención en ese preciso instante porque se desencadenaron desordenes públicos entre las decenas de jóvenes que estaban bebiendo alcohol en la calle. Ante la falta de refuerzos y en una situación de riesgo importante para la gente que estaba apurando el último día de fiesta, los funcionarios policiales optaron por quedarse con los datos personales de los dos implicados y les citaron para el día siguiente en el cuartel donde se culminaría la detención por un delito contra la salud pública.
En este punto del relato intercedería San Antonio -dirían los creyentes- porque los jóvenes no hicieron caso omiso a las advertencias de los agentes y en esta ocasión, cumplieron con su palabra y se personaron en dependencias policiales como les había ordenado la Guardia Civil. Los detenidos responden a las iniciales J. P. M. y D. G. P. y tras prestar declaración en el cuartel, quedaron en libertad con cargos a la espera de juicio.