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La Liga Norte se declara «harta de bofetadas»

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La debacle del Gobierno en el referéndum dirigió ayer todas las miradas a la Liga Norte, segunda fuerza del Ejecutivo. Uno de sus ministros, Roberto Calderoli, resumió el sentir de la formación nacionalista: «En las municipales nos llevamos una bofetada, ahora ha llegado la segunda, y estamos hartos». La formación de Umberto Bossi vive como un drama su caída en picado en las urnas, pues hasta hace nada era la única fuerza en ascenso y robaba votos a Berlusconi. Pero ahora los pierde como castigo a su alianza con él, algo que nunca había ocurrido.

La Liga siente cómo su electorado se le escapa de las manos y desde hace un año, cuando empezó la crisis de gobierno tras la marcha del tercer aliado, Gianfranco Fini, no cesa de lanzar ultimatos y amaga con ir a las urnas. Tras la derrota de hace dos semanas exigió una reforma fiscal con bajada de impuestos. Hace tiempo que juega a mostrar desacuerdo en algunas cuestiones, como la guerra en Libia, y ayer hasta algunos de sus líderes fueron a votar, pero ya no es suficiente.

Esta semana será decisiva porque el domingo la Liga Norte celebra su fiesta anual de exaltación nacionalista en Pontida, en el nacimiento del río Po, donde deberá dar algo de comer a la base enfurecida del partido. Luego, el miércoles 22, Berlusconi debe someterse a una votación parlamentaria para constatar que cuenta con una mayoría suficiente, tal como le ha pedido el presidente de la República, Giorgio Napolitano, tras sus últimos fichajes de tránsfugas. Puede ser el día crucial.