Sociedad

Futuro y apagones

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La ciudad de la foto es uno de los emblemas de la joven India, el país vigoroso de economía floreciente: se trata de Noida, una comunidad tan moderna que su nombre es una sigla. Se creó en 1976 como campo de actuaciones de la Autoridad de Desarrollo Industrial de Nueva Okhla, que es la entidad que le presta el bautismo y el espíritu. Y allí, a veinte kilómetros de Nueva Delhi, se han asentado compañías punteras dedicadas a las tecnologías de la información -IBM, Fujitsu, Adobe y Dell aparecen en la larga lista-, así como un ambicioso parque de desarrollo de software impulsado por el propio Gobierno indio.

En medio de todos esos fabricantes de futuro, nuestro hombre se afana en instalar nuevo tendido eléctrico: lo hace descalzo, en vaqueros y con medidas de seguridad bastante precarias, igual que la propia red. Los vecinos de Noida sufren a diario largas interrupciones en el suministro, que ahora, cuando empieza la estación de lluvias, pueden alcanzar las ocho horas. Los cables de la luz, enredados en aparatosas marañas cada vez que llegan a un cruce, todavía pertenecen a esa vieja India que se las va arreglando para salir adelante.