Sociedad

Alemania encuentra en su propia soja el origen de la bacteria letal

Los investigadores no han determinado cómo se originó la infección en la granja productora, en la que no encontraron pruebas

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Todavía no existe una evidencia científica concreta, pero ayer las autoridades sanitarias del país y el propio gobierno germano identificaron «casi con toda seguridad» a los brotes de soja cultivados en una pequeña granja biológica de Bienenbüttell, en el estado de Baja Sajonia, como los causantes del brote de la epidemia causada por la bacteria E. coli y que ya ha causado 32 muertes en el país. El desenlace de la búsqueda que se había iniciado hace ya más de tres semanas, convenció a las autoridades sanitarias a levantar la alerta decretada el 25 de mayo contra el consumo de pepinos, lechugas y tomates crudos, una medida que causó pérdidas millonarias a los agricultores europeos, en especial de España y de la propia Alemania.

«Son los brotes de soja», afirmó en Berlín, el presidente del instituto Robert Koch, quien admitió que el organismo había llegado a esa conclusión, a pesar de que ninguno de los análisis de las muestras de los vegetales, obtenidas en la granja de Bienenbüttel, diera positivo. Según

Reinhard Burger, el patrón de la infección había producido suficiente evidencia para sacar una conclusión. «De esta manera fue posible precisar epidemiológicamente la causa del brote», dijo en una conferencia de prensa en la que participaron los titulares del Instituto Federal para la Evaluación de Riesgos y la Oficina Federal para Protección del Consumidor. Los expertos involucrados en la cacería de la bacteria asesina llegaron a esa conclusión después de que un panel de los tres institutos vinculara a varios grupos de enfermos con 26 restaurantes y cafeterías que habían recibido productos de la granja de Bienenbüttel, entre otros, el restaurante de Lübeck, Kartoffel Keller, donde 17 comensales contrajeron la bacteria. «Fue como una novela policial en la que había que descubrir al asesino. Comento Helmut Tschiersky-Schöneburg, director de la Agencia de Evaluación de Riesgos, al describir el trabajo. Estudiaron los menús, los ingredientes, revisaron las cuentas y fotografiaron diferentes comidas que mostraron a los enfermos», dijo.

Cadena de indicios

Los detectives de bata blanca también realizaron análisis a más de mil pruebas de brotes germinados de la granja y aunque ninguno dio positivo, el presidente del Instituto Robert Koch afirmó ayer que la «cadena de indicios» era tan importante que les había convencido para identificar el origen del contagio. «Las personas que consumieron los productos de la granja tuvieron nueve veces más probabilidades de padecer una diarrea sangrante que aquellos que no lo hicieron», insistió Reinhard Burger. Pero nadie pudo decir, durante la rueda de prensa, como había llegado la bacteria a la granja, que nunca tuvo problemas desde que inicio la venta de brotes hace ya más de 20 años.

Después del anuncio avalado por los tres institutos involucrados en la cacería de la bacteria asesina, los ministros de Sanidad, Daniel Bahr y de Agricultura y Protección al Consumidor, Ilse Aigner, abandonaron el plenario del Bundestag para ofrecer una breve rueda de prensa en la que expresaron su «alivio» por el hallazgo y anunciaron que la epidemia estaba llegando a su fin, aunque no descartaron que hubiera nuevos fallecimientos, ante la certeza de que más de 700 personas se encuentran hospitalizadas después de desarrollar el síndrome urémico hemolítico. Los dos ministros volvieron a defender las medidas adoptadas durante la crisis, en especial la alerta para no consumir pepinos, lechugas y tomates crudos.