Economia

Trichet sugiere que el BCE subirá los tipos de interés en julio

La institución monetaria mantendrá el suministro de liquidez a los bancos «todo el tiempo que sea necesario», anunció su presidente

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Hay una frase de dos palabras que suele pronunciar el presidente del banco central Europeo, Jean Claude Trichet, que desata la alarma en varias capitales de la zona euro y que utiliza cuando la institución se prepara para subir los tipos de interés: «Estrecha vigilancia». Trichet utilizó esa fórmula en marzo pasado y al mes siguiente, el BCE anunció un aumento de 0,25% en sus tasas. El supervisor la repitió ayer en dos ocasiones, un gesto que adelanta la decisión que adoptará el Consejo del banco en su reunión del primer jueves de julio: una nueva alza de los tipos.

El presidente del BCE recordó que los riesgos para las expectativas de estabilidad de los precios son ahora mayores y advirtió de que el encarecimiento de los combustibles y los alimentos no deberían de aumentar la presión inflacionista. «En consecuencia -dijo-, se justifica la estrecha vigilancia. Sobre la base de nuestra evaluación, vamos a actuar de una manera firme y oportuna», dijo Trichet al sugerir con un mes de antelación el resultado de la próxima reunión del Consejo.

Para que no quedaran dudas sobre la determinación del BCE, cuyo objetivo primordial es combatir la inflación, Trichet repitió la frase fatídica durante la sesión de preguntas y respuestas. No obstante, como es su costumbre, intentó revestir el mensaje de ambigüedad y dejar un espacio para la duda, algo que también hizo en marzo pasado.

«Quizás en la próxima reunión se dé una subida de los tipos, aunque eso no significa que vaya a tener lugar. Pero hemos acordado mantener una fuerte vigilancia», dijo Trichet. «Adoptamos medidas cuando creemos que son necesarias para velar por la estabilidad de los precios, pero no queremos dar señales sobre cuáles van a ser las siguientes decisiones sobre las subidas de tipos», añadió el presidente del supervisor europeo al referirse a la posibilidad de que el nuevo incremento marque el inicio de una serie de subidas.

Como era de esperar, el Banco revisó al alza su previsión de inflación anual, que seguirá por encima del objetivo del 2% tras llegar al 2,7% en mayo. Es el reflejo del aumento de los precios de la energía y de las materias primas, declaró.

«Es muy importante que el aumento de precios no se traduzca en efectos secundarios sobre los salarios, lo que produciría presiones inflacionistas aún mayores», insistió Trichet, a quien inquieta especialmente el traslado de estas tensiones a toda la economía.

El BCE también revisó al alza su estimación de crecimiento del PIB de la zona euro para 2011, que cifró en una horquilla de entre el 1,5% y el 2,3% del PIB, mientras que para 2012 mantuvo su previsión de inflación y rebajó la de expansión, fijándola en una media del 1,7%, frente al 1,8% previsto hace tres meses.

Pero Trichet también tenía buenas noticias para los bancos. Anunció que la institución mantendrá las medidas extraordinarias de liquidez «tanto tiempo como sea necesario» y por lo menos hasta el final del tercer trimestre de 2011. Eso significa que el BCE prestará a los bancos toda la liquidez que necesiten en las operaciones de refinanciación mensuales especiales. La decisión implica que los bancos de Grecia, Irlanda y Portugal, los tres miembros de la Eurozona rescatados por la UE y el Fondo Monetario Internacional, seguirán teniendo fácil acceso a los créditos del instituto emisor en los próximos meses.

Crisis griega

En la sesión de preguntas y respuestas no faltó uno de los asuntos que más preocupan en este momento a los mercados, la crisis griega y la más reciente sugerencia del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que mencionó, en sendas cartas dirigidas al BCE, el FMI y Bruselas, la posibilidad de que el Estado heleno cambie sus bonos soberanos por otros con vencimientos más largos.

«Descartamos toda participación de acreedores privados que no sea voluntaria», dijo Trichet al rechazar la propuesta alemana. «Nuestra posición es clara y se la hemos indicado a los gobiernos europeos.. Ninguna suspensión de pagos», insistió. El dirigente del instituto emisor estaba expresando claramente su rechazo a una operación como la que defiende Alemania. Berlín quiere que los acreedores privados, bancos y fondos de inversión, participen en el nuevo plan de rescate de Grecia prorrogando por siete años el vencimiento de los bonos griegos en su haber.