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La renuncia del número dos de Rousseff abre una crisis en Brasil
Casos de corrupción acaban con la carrera política del ministro de la Presidencia, Antonio Palocci, sustituido por la senadora Hoffmann
Actualizado: GuardarMenos de seis meses después de asumir el cargo, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sufrió ayer su primer gran revés en el Gobierno. Perdió a su hombre fuerte, el ahora exjefe de Gabinete Antonio Palocci, quien, acosado por denuncias de tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito, renunció al cargo. Rousseff nunca había digerido del todo el nombramiento de Palocci, recomendado por el exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva. Ahora lo reemplazó por una mujer, la senadora del Partido de los Trabajadores Gleisi Hoffmann, desconocida en Brasilia pero con fama de eficiente.
La nueva funcionaria, que ocupará el lugar que Lula le había dado a la propia Rousseff, promete una gestión técnica de los proyectos. Su designación fue el epílogo de un escándalo que tuvo en vilo al Ejecutivo. A pesar de la cuestionada decisión de la Fiscalía General de la República, que el lunes manifestó no haber hallado indicios de delito para investigarlo, Palocci había quedado en la cuerda floja al conocerse el aumento de su patrimonio.
El diario 'Folha de Sao Paulo' había revelado que el exfuncionario, quien declaró una riqueza inferior al medio millón de dólares (342.000 euros) en 2006, vio multiplicarse por 20 su fortuna a través de una firma que asesoraba a empresarios. Solo en 2010, mientras era diputado federal y jefe de campaña de Dilma, facturó más de 12 millones de dólares. (8,21 millones de euros).
El pasado viernes, Palocci intentó defenderse en televisión. Admitió haber tenido fuertes ganancias y aseguró que su trabajo había estado dentro de la ley. Pero se mostró nervioso y evasivo. La revista 'Veija' publicó luego el testimonio de un testaferro que figura como dueño de una valiosa propiedad que el político alquila en Sao Paulo. El hombre, de 22 años, es empleado de una casa de videojuegos y gana menos de 340 euros al mes.
La Fiscalía, no obstante a estas revelaciones, archivó una eventual investigación en su contra. Pero su posición en el Gobierno se hizo insostenible y tanto la oposición como el PT y sus aliados siguieron pidiendo su cabeza. El que lo protegía era Lula, que aconsejaba a Rousseff no soltarle la mano. Pero las encuestas mostraron una caída en la imagen de la presidenta y horas después de que el Ejecutivo intentara dar por terminado el escándalo, Palocci renunció. Lo hizo mediante una carta en la que remarcó «la legalidad y rectitud» de su actividad.
Rousseff le agradeció sus «inestimables servicios» y dijo lamentar la pérdida de «un importante colaborador». Mientras tanto, legisladores de la oposición quieren que Palocci siga siendo investigado. El médico y exalcalde de Ribeirao Preto sorprendió cuando fue convocado por Lula para ser ministro de Hacienda. En 2006, pese a tener un fuerte respaldo, ya debió de renunciar cuando se conoció su participación en fiestas con empresarios y prostitutas en Brasilia.