EL GUION EUROPEO
Actualizado: GuardarEmpezando por lo más global, Bruselas piensa que no seremos capaces de cumplir con nuestros compromisos de déficit. Apuesto con ellos. En primer lugar, porque los cambios de gobierno en las autonomías nos van a dar unos 'sustos de infarto'. La contabilidad no es tan rígida como el granito y, más bien, se adapta a las formas del recipiente que la cobija. Al despedirse de la poltrona, los políticos salientes acostumbran a diferir pagos y adelantar cobros y los entrantes hacen exactamente lo contrario; por eso la misma situación recibe calificaciones diametralmente opuestas entre sí según quien las haga. En segundo lugar, porque los ingresos públicos fueron calculados en base a una tasa de crecimiento que es, sencillamente, inalcanzable y, con toda seguridad, serán menores. Por todo ello, la petición de limitar el gasto en todas las esferas de la Administración es, más que conveniente, imprescindible.
Si descendemos por la escala, encontramos en las recomendaciones europeas una vieja reclamación que tiene todo el sentido del mundo. Hay que reducir las cotizaciones sociales soportadas por las empresas, para hacerlas más competitivas e incentivar la contratación. Y, lo lógico, es compensar el descenso de ingresos con subidas del IVA, o de los impuestos que gravan el consumo de energía.
Un escalón más abajo nos encontramos con las obviedades incumplidas. Bruselas solicita la aprobación inmediata de una reforma eficiente de la negociación colectiva y pide que se evalúe la reforma laboral acometida hasta la fecha y que, si el resultado es negativo, se profundice en ella. Está bien, pero podríamos empezar directamente por esto último, pues para evaluar lo hecho hasta la fecha, basta con repasar las cifras del empleo. Bueno, pues ya conocen el guion. Por ahora nos lo piden, espero que no llegue el día en que nos lo impongan.