Sociedad

El Hierro, aire y agua

La más pequeña de las Canarias se convertirá este año en la única isla energéticamente autosuficiente del planeta gracias a una revolucionaria planta hidroeólica

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El Hierro es casi un endemismo en un archipiélago colonizado por el turismo de masas. Mientras las islas hermanas sacrificaban el paisaje de sus costas en aras de la prosperidad procurada por legiones de visitantes ávidos de sol, los escasos pobladores de El Hierro lanzaban maldiciones preguntándose qué habían hecho ellos para que la naturaleza colocase amenazadores pedruscos volcánicos donde otros tenían playas de arena dorada. La abrupta y accidentada orografía salvó a la más pequeña de las Canarias del saqueo que ha arruinado buena parte del litoral del archipiélago, pero al mismo tiempo frenó su desarrollo económico y limitó su expansión demográfica. El Hierro dispone a día de hoy unas 1.300 plazas hoteleras, apenas un 0,8% de la oferta total de las Canarias (160.000).

Descolgados de la carrera por el turismo, las alternativas que se abrían a los herreños eran bastante limitadas. «Mantenerse al margen del 'boom' turístico que se vivió en otras islas tuvo también su parte buena porque nos permitió reflexionar con cierta perspectiva sobre el modelo de desarrollo que queríamos», dice la periodista herreña Cristina Morales. «Y la conclusión -añade- fue que no nos interesaba el crecimiento sin control que habíamos visto a nuestro alrededor». En 1997 el Cabildo empezó a dibujar el primer esbozo del futuro de la isla con la aprobación de un plan de desarrollo sostenible que recibiría tres años después un notable espaldarazo cuando la Unesco decidió incorporar a El Hierro a la lista de reservas de la biosfera. La declaración abrió las puertas a la materialización de un proyecto que hasta entonces había habitado en el territorio de la utopía: el autoabastecimiento a base de energías limpias e inagotables y la consiguiente ruptura de la dependencia del petróleo.

El Hierro es una isla frugal. Está escasamente habitada -no llega a los 11.000 habitantes, apenas el 0,5% del total de la población canaria- y los herreños están acostumbrados a vivir con lo justo. Cualquier gran centro comercial a pleno rendimiento gasta más energía que la isla. «La mitad del consumo se lo lleva el suministro de agua», precisa la periodista Morales. La escasez de agua, que durante una larga época condenó a la emigración a buena parte de sus vecinos, se soluciona con tres desaladoras y un sistema de bombeo capaz de salvar los fuertes desniveles de la orografía isleña. La energía para mover ese esquema hídrico sale ahora ahora de la pequeña central térmica de Llanos Blancos, emplazada junto al puerto de La Estaca, en la costa oriental de la isla. La térmica consume unas 6.000 toneladas de gasóleo anuales, lo que vienen a suponer una factura de unos dos millones de euros.

Si se cumplen los plazos previstos, la chimenea de la central de Llanos Blancos dejará de humear a finales de este mismo año. Para entonces estará ya en marcha el nuevo esquema de abastecimiento de El Hierro, basado en una planta que combina las energías hidráulica y eólica que se ha levantado en unos terrenos próximos a la térmica. La solución es tan simple como ingeniosa. El soplo regular de los vientos alisios garantiza una producción constante de electricidad a través de los cinco aerogeneradores que están ahora en fase de instalación. En las proximidades de esos molinos se han construido dos embalses, uno a 700 metros de altura y otro a ras de mar. La energía excedentaria en los momentos de máximo rendimiento de los aerogeneradores se utilizará para bombear el agua a la presa superior. Cuando el viento flojee y los molinos dejen de girar se abrirán las compuertas del embalse de arriba para que la potencia de la planta hidroeléctrica dé el relevo a la eólica.

El sistema borra de un plumazo el principal inconveniente de las redes que dependen únicamente de los molinos, sujetas a los inevitables parones por falta de viento. «La fortaleza del proyecto radica en su adaptabilidad a una demanda variable», resume Tomás Padrón, un ingeniero que ha sido el principal impulsor de la central hidroeólica desde su puesto al frente del Cabildo de El Hierro. Padrón, que dirige también la sociedad que se encarga de llevar adelante la planta, está convencido de que los herreños no volverán a necesitar la central térmica. Los cinco aerogeneradores producirán 11,5 megavatios a la hora (MWh), potencia más que suficiente para cubrir la demanda media de El Hierro, que se sitúa en 7,4 MWh. Por su parte, las cuatro turbinas encargadas de convertir en electricidad la fuerza del agua generarán 11,3 MWh. La central que bombeará hasta la presa superior el agua acumulada a nivel de mar precisará una potencia residual de 6 MWh. La combinación de todas esas cifras, aseguran los promotores de la central, garantiza el autoabastecimiento incluso en las condiciones más adversas.

100.000 islas

Convertir la idea original en realidad no ha sido fácil. Sus promotores se han paseado durante más de diez años por despachos de todas las instancias para recabar el respaldo financiero necesario. Primero obtuvieron el respaldo de la UE, que aportó 2 millones de euros al proyecto, y luego convencieron al Gobierno central, que ha puesto otros 35 millones a través del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía. El resto hasta completar los 62 millones que va a costar la planta han salido del Gobierno canario, del propio Cabildo y de Endesa.

La iniciativa ha despertado una inusitada expectación tanto entre los técnicos especializados como entre representantes políticos de otros muchos archipiélagos. Cada semana se reciben decenas de peticiones para visitar la isla y conocer de cerca las instalaciones de la planta hidroeólica. Al fin y al cabo, recuerda el presidente del Cabildo, hay cerca de 100.000 islas repartidas por todo el mundo y si el proyecto funciona es muy posible que la central de El Hierro se convierta en un modelo a imitar. La evolución del precio del petróleo, desde luego, juega claramente a su favor. Lograr la autosuficiencia energética en los tiempos que corren es todo un éxito. Y si esa independencia llega encima acompañada de unas fuentes de energía limpias e inagotables, el triunfo se convierte en un privilegio.