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Los peruanos rechazan aventuras peligrosas
El país acude a las urnas sabedor de que Ollanta Humala y Keiko Fujimori coinciden en mantener el rumbo que genera empleo y bienestar
Actualizado: GuardarNi magos ni adivinos se atrevían a adelantar el nombre del próximo presidente del Perú. Las últimas encuestas poco antes de abrirse las urnas apuntaban a una ligera ventaja del exmilitar nacionalista Ollanta Humala frente a Keiko Fujimori, pero el margen de error del 2,2% daba un virtual empate técnico. La elección transcurrió con normalidad. Magdalena Chu, máxima responsable de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), pidió prudencia a la hora de ofrecer datos a pie de urna. Recordó que los únicos resultados válidos son los que se proporcionen oficialmente, lo que no se esperaba hasta bien entrada la noche. Tampoco los candidatos tenían previsto pronunciarse antes de conocer el veredicto de definitivo de los votantes.
Los representantes de la fujimorista Fuerza 2011 y la alianza nacionalista Gana Perú ejercieron su derecho antes de las once de la mañana y después de desayunar en familia, una tradición a la que tuvo acceso la prensa. El presidente Alan García les precedió en el sufragio. «Nadie conoce los resultados. Todo apunta a que será una pugna muy reñida y gane uno u otra hay que aceptar los resultados porque lo importante es que el país continúe generando empleo y bienestar. Mi petición es de que haya tranquilidad y serenidad», expresó antes de ofrecerse «para apoyar al próximo gobierno, sea quien sea».
Poco después, Humala, antiguo militar, de 48 años, acudió a depositar su voto en mangas de camisa, y acompañado de su esposa. Se mostró sonriente, tranquilo y confiado. Cerca de las once era la hija de 36 años del expresidente Alberto Fujimori, quien con su mejor cara y uno de sus habituales trajes de pantalón, llegaba al colegio electoral acompañada de su esposo, de nacionalidad estadounidense. Ambos aspirantes iban protegidos por un fuerte dispositivo de seguridad.
Humala habló de que temía que se produjera un fraude -lo que rechazó García-, pero aseguró que «nosotros vamos a respetar la voluntad del pueblo». Por su parte, Keiko que aspira ser respetada por sí misma, comentó sentirse «muy optimista. Esperaremos con la prudencia que se necesita (.) porque tenemos que ser muy responsables». Dante Caputo, jefe de Misión y Observación de la OEA, confirmó que el proceso «transcurría con normalidad» y pidió prudencia si la diferencia entre los candidatos era muy corta.
Polarización
El país está polarizado. La mujer que podría ser la primera mandataria del país sudamericano prometió duplicar los sueldos de los maestros, ofrecer desayuno y comida a los escolares, aplicar un programa para dar trabajo a los jóvenes, potenciar el Banco Agrario y trabajar por la unidad de los peruanos.
Su izquierdista rival, que se alejó en esta definitiva ronda de los postulados de Hugo Chávez para ensalzar las políticas económicas del exlíder brasileño Lula da Silva, ofreció mantener un crecimiento «inclusivo», hospitales en todas las provincias, atención sanitaria gratuita, descuentos en el transporte interprovincial para universitarios y un nuevo salario de unos 190 euros.
Un total de 19.195.761 electores estaban convocados para elegir al sucesor de Alan García, quien el 28 de julio entregará el poder por un periodo de cinco años. Para facilitar el sufragio, obligatorio salvo multa de entre 5 y 18 euros, se instalaron 103.633 mesas en 4.573 colegios que abrieron a las 8 de la mañana, salvo retrasos menores, y cerraron a las 4 de la tarde (siete horas más en España). El Gobierno desplegó a 77.000 policías y a 45.000 militares para garantizar el orden. Además, estuvieron presentes 235 observadores internacionales.
La incógnita será ver hacia donde se inclina el ganador. Si es Humala, se podrá comprobar si mantiene la distancia con los gobiernos de izquierdas de esta zona del continente. Si vence Keiko, se mirará con lupa si logra imponerse como figura política o sucumbe ante la sombra y el nombre de su padre.