Portugal busca esperanza en las urnas
El socialista Sócrates y el conservador Passos Coelho piden hoy el favor de un electorado asfixiado por la crisis que ahoga el país
Actualizado: Guardar«Votar a la izquierda o a la derecha es un mero paripé. No nos engañemos, aquí el que manda es el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea». Dos días antes de las elecciones legislativas, uno de cada tres portugueses todavía no sabía a qué formación iba a dar su apoyo en los comicios anticipados que se celebran hoy en el país vecino, asfixiado por una de las peores crisis económicas que recuerdan los electores.
El desánimo con el que los portugueses afrontan las décimocuartas elecciones de su historia ante el «incierto futuro» que les espera ha condicionado una campaña en la que los dos principales aspirantes a la presidencia del gobierno, el actual primer ministro y candidato socialista (PS) José Sócrates, y el socialdemócrata (PSD) Pedro Passos Coelho, buscan desesperados el favor de un electorado cada vez más cabreado con la clase política y agobiado por una creciente tasa de desempleo, que acude a las urnas por segunda vez en cuatro meses.
Al contrario de lo que ocurrió en los pasados comicios, en los que Sócrates se impuso a la entonces candidata conservadora por una holgada diferencia de votos que le permitieron gobernar en minoría, algunas encuestas apuntan a un empate técnico entre ambas fuerzas, con el riesgo de que el país se vuelva ingobernable. Aunque los últimos sondeos parecen inclinar la balanza hacia una mayoría de la derecha que terminaría con los cinco años en el poder del actual primer ministro, obligado a adelantar las elecciones después de que Passos Coelho tumbase su cuarto plan de ajustes para evitar el temido rescate financiero, que finalmente se produjo el pasado mes de abril.
En este contexto, la apatía crece entre los ciudadanos de la calle al calor de los problemas sociales y económicos con los que tienen que batallar en su día a día desde hace meses. Pasan de los discursos políticos. Quieren trabajar, poder cobrar las prestaciones sociales, que sus hijos tengan un futuro digno... «Los portugueses son críticos con el Gobierno, pero también son escépticos con las alternativas propuestas, de ahí que no se perciba un voto de castigo», coinciden los analistas.
Es precisamente en ese río revuelto donde quieren pescar votos los dos principales candidatos, obsesionados por atraer hacía su formación el apoyo del creciente número de indecisos, un goloso porcentaje del electorado que podría inclinar la balanza en uno u otro sentido. Durante el último tramo de la campaña -una de las más broncas e inciertas que se recuerdan-, tanto Sócrates como Passos Coelho han multiplicado sus apariciones públicas y elevado el tono de sus discursos en un intento desesperado por convencer a los simpatizantes del rival que se sientan descontentos con su partido.
Elevada abstención
Aunque una cosa son los discursos y otra bien distinta la realidad. Los programas de socialistas y conservadores están tan condicionados por el cumplimiento de los ajustes económicos y laborales exigidos por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para rescatar al país de la quiebra -78.000 millones de euros prestados a un interés superior al 5%- que son muchos los analistas que opinan que «la gestión del nuevo Ejecutivo será muy parecida salga quien salga elegido».
Tanto el PS, que acumula siete victorias legislativas, como el PSD, que salió vencedor en seis de los comicios convocados desde que los Capitanes de Abril acabaron con la dictadura instaurada por Antonio de Oliveira Salazar, han tenido que lidiar en anteriores ocasiones con malas rachas económicas para la economía nacional e incluso con otras dos peticiones de ayuda financiera externa. Lo que nunca habían hecho es enfrentarse a semejante desastre financiero y social, de cuya gravedad ha alertado el presidente de Portugal, el conservador Cavaco Silva, para pedir a los partidos que se centren en la búsqueda de soluciones y en la formación de un Gobierno con apoyo suficiente para sacar adelante la nación.
Con el respaldo de cerca de la mitad de los portugueses con derecho a voto, el único rival que parece poder plantarle cara al bipartidismo es la abstención, que en los anteriores comicios legislativos superó el 40%. Tanto Sócrates como Passos Coelho han alimentado el descontento del electorado al centrar la campaña en sus mutuos reproches sobre las causas políticas y económicas de la crisis. El primer ministro responsabiliza al líder conservador de poner a la nación en manos del FMI al retirar su apoyo parlamentario a la política económica del Gobierno, mientras Passos Coelho le acusa de haber hundido a Portugal en los cinco años de gestión socialista.
Alrededor de ambos líderes, dos partidos de tendencia marxista y uno demócrata cristiano se reparten el 30% de los votos y la posibilidad de apoyar o tumbar un Gobierno minoritario. Socialistas y conservadores han hecho un llamamiento a los portugueses para que dejen bien claro en las urnas en qué formación confían para superar una situación que ha noqueado al país vecino. Al final, parece que va a ser la crisis la que elija primer ministro.