Dos mayoristas y un restaurante alemanes, bajo sospecha
Las autoridades germanas insisten en que su gestión de la crisis fue correcta y debían informar
BERLÍN. Actualizado: GuardarMientras los científicos alemanes investigan a contrarreloj para encontrar el origen del brote de la letal 'E. coli', la Policía de Hamburgo podría estar a punto de resolver el misterio que ha metido el miedo en el cuerpo a la población y ha llevado al desastre económico a los agricultores germanos, que viven idéntica situación que los productores españoles.
El periódico 'Bild' señala a dos empresas mayoristas y un restaurante como posibles propagadores del brote al comercializar hortalizas contaminadas. El rotativo explica que su información procede de la propia Policía de Hamburgo, que ha investigado tanto al hostelero como a los distribuidores de verduras. De confirmarse la informacion del 'Bild', que ayer no detallaba los nombres de los empresarios supuestamente implicados, puede llevar un poco de tranquilidad a la ciudad, que hasta el momento registra el mayor número de contaminados por la bacteria en todo el país.
Las autoridades alemanas, entretanto, siguen defendiendo la gestión de la crisis que llevó a cabo la ciudad de Hamburgo y la senadora de Sanidad de la ciudad, en especial. El jueves, la canciller Angela Merkel habló por teléfono con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Según el comunicado oficial, Merkel, además de mostrar una «gran comprensión» por la crítica situación económica que vive el campo español, subrayó que las autoridades alemanas tenían la obligación de informar a la población y a los organismos comunitarios del resultado de los análisis.
La misma estrategia empleó ayer la ministra de Agricultura, Ilse Aigner, que reiteró que la actuación de la Administración de Hamburgo había sido correcta y pidió «comprensión» a la ciudadanía española. La posición alemana parece ser inflexible en este aspecto y una muestra de ello la vivieron ayer en Hamburgo dos directivos españoles de la empresa malagueña Frunet, que llegaron a la ciudad para recuperar la reputación perdida a causa de la alerta que lanzó la ciudad contra sus pepinos. Antonio Lavao y Miguel Cazorla solicitaron una entrevista con las autoridades de la ciudad, pero se estrellaron contra un muro de silencio. «Tenemos las mejores acreditaciones de calidad», dijo Lavao.