«Pensé que el brazo se me caía al suelo, fue una sensación horrible»
Luis Gordo Trabajador herido en las obras del segundo puenteEl operario tendrá que esperar dos años para saber hasta qué punto recupera la movilidad tras romperse el codo, el cúbito y el húmero
CÁDIZ. Actualizado: GuardarLuis tardará mucho tiempo en olvidar lo que le pasó el pasado miércoles mientras trabajaba en las obras del segundo puente de acceso a Cádiz. De hecho, está convencido de que nunca lo conseguirá. Las heridas de su brazo fueron tan graves que el recuerdo de la viga que estuvo a punto de quitarle la vida le acompañará siempre.
Ya en su habitación de la planta de Traumatología del Hospital Puerta del Mar, Luis y su familia reviven el que ha sido el mayor susto de sus vidas mientras el enfermo, que ha pasado su primera noche en planta después de más de seis horas de operación y otras tantas en el despertar, es requerido constantemente por los profesionales para realizarle pruebas y transfusiones de sangre que le permitan ir recuperándose poco a poco.
Luis cuenta como se produjo el accidente: «Estaba dentro de la cesta de una grúa que se llama 'pío-pío', maniobrando con una viga que mi compañero y yo teníamos que mover unos centímetros». A partir de ahí se desencadenó todo. «De repente vi caer la viga y me vi caer a mí mismo. No sé qué es lo que pasó», comenta. Lo que si recuerda es que el peso de la viga aplastó la canasta en la que se quedó atrapado, pero la presencia de un cartel y una pieza de hormigón que frenaron la caída de la gran pieza fue lo que impidió que la desgracia fuera mayor.
Luis no perdió la consciencia en ningún momento. «No me desmayé, recuerdo perfectamente como mis propios compañeros me sacaron de la grúa en una camilla hasta la puerta de la obra. Después en la UVI móvil me cortaron el arnés que llevaba puesto y me insistieron en que me mantuviese despierto. En ese momento solo pensaba en los míos». A pesar de sentir «muchísimo dolor» Luis intentó no perder el control. «Estaba muy nervioso, pero lo que me preocupaba era saber si me había golpeado la cabeza. Moví los pies para comprobar que no se me había partido la columna, y eso me tranquilizó. El brazo sabía que lo tenía destrozado, pero no creí que la lesión fuera tan grave, y eso que pensaba que se me caía al suelo, fue una sensación horrible», explica.
Sabe que a pesar de todo ha tenido suerte. «He salvado la vida por centímetros», además, el hecho de que no se le rompieran los tendones y las venas del brazo ha permitido evitar la amputación. Eso sí, el golpe de la viga le produjo la rotura del codo, el cúbito y el húmero. En la primera operación a la que ha sido sometido se le han restaurado los músculos. Dentro de «4 o 5 semanas, si no hay infecciones», podrá irse a casa y tendrá que someterse a varias intervenciones más. Así hasta dentro de dos años, cuando por fin podrá saber hasta que punto recupera la movilidad de su extremidad.
No estará para terminar el segundo puente, pero eso ahora es lo de menos. Su hija de 2 años y su familia son ahora su única preocupación. «Ya veremos que pasa con la empresa. A los que sí que voy a echar de menos es a los compañeros», concluye.