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Romney alimenta la esperanza republicana
El exgobernador de Massachusetts se coloca en cabeza de los conservadores como candidato a a la presidencia
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarFue uno de los perdedores claros en las primarias republicanas de 2008. Sin embargo, en un partido escaso de líderes para enfrentarse a Barack Obama en las presidenciales del próximo año, el anuncio realizado ayer por el exgobernador de Massachusetts Mitt Romney de que volverá a competir por la Casa Blanca fue percibido como un verdadero bálsamo en el cuartel general de los conservadores. Después de todo se trata de un político experimentado y alejado del discurso de la ultraderecha, el prototipo de candidato capaz de atraer el voto moderado y quizás el único que podría plantarle cara a Sarah Palin si la antigua gobernadora de Alaska se lanza -sus últimos movimientos así lo indican- a la misma carrera.
Como un símbolo de la lucha que estaría por llegar, el 'bus tour' en el que Palin anda embarcada estos días con la finalidad de promover su imagen llegó ayer a tierras de Massachusetts, corazón del voto liberal del gigante americano y donde la derecha está decidida a concentrar sus esfuerzos para menguar la influencia del Partido Demócrata. Romney, por su parte, pareció verlas venir y optó por hacer el anuncio de su candidatura en New Hampshire, el pequeño estado de la costa este de tanta relevancia en las primarias.
Apoyándose en la titubeante situación económica que padecen los estadounidenses mientras los más recientes indicadores apuntan un peligroso escoramiento hacia la recesión, el exgobernador atacó a Barack Obama por no saber lidiar con el elevado índice de desempleo. En el mismo orden de prioridades se hizo eco del gran mantra de sus compañeros de partido: ser incapaz de meter en cintura el excesivo gasto de las cuentas públicas.
Después de echar mano de un estricto manual de campaña, Romney llegó a pronunciar frases que rayaban lo demagógico, como cuando dijo que al mandatario demócrata no le preocupa el bien común sino sus objetivos ideológicos: «A mí en cambio me preocupan todos los estados de este país y todos los estadounidenses. Por eso voy a hacer todo lo posible para tener éxito en esta carrera electoral». En otra reflexión sobre la anterior campaña, en la que John McCain le desbancó de la carrera hacia la Casa Blanca, declaró que los votantes «dieron a alguien nuevo -en referencia a Obama- la oportunidad del liderazgo, alguien sin mucha experiencia, pero que prometía conducirnos a un lugar mejor». «Ahora, en el tercer año de su mandato, tenemos más consignas y eslóganes por los que luchar. Barack Obama ha defraudado a Estados Unidos», añadió el principal aspirante a la candidatura republicana.
Pese a que su imagen desprende casi siempre un aire de equilibrio, analistas estadounidenses estiman que Romney ha de superar dos inconvenientes sobre su perfil: gran parte de la opinión pública considera que ha puesto su extraordinaria fortuna personal al servicio de sus ambiciones políticas, y además muchos votantes conservadores están incómodos con el hecho de que sea o haya sido mormón. Aun así las encuestas le dan como favorito entre los candidatos conservadores, con un 17% de intención de voto, ligeramente por encima de la todavía indecisa Sarah Palin (15%), principal baza del sector más extremista.
Otros aspirantes
Pero la musa del Tea Party no es la única dispuesta a hacer sombra a Romney. Además deberá enfrentarse a un amplio abanico de aspirantes, algunos todavía por confirmar su candidatura. Entre los que tienen más posibilidades destacan el exgobernador de Minnesota Tim Pawllenty; el congresista más crítico con la política exterior y monetaria de Washington, Ron Paul, y el expresidente de la Cámara de Representantes e inspirador de la revolución republicana durante la década de los noventa, Newt Gingrich.
Los contendientes republicanos más conservadores critican a Romney por algunas iniciativas que consideran que van contra las propuestas del partido, especialmente por haber impulsado una reforma amplia de la salud pública en Massachusetts, que posteriormente se convirtió en el modelo nacional que el presidente Obama logró aprobar y que la formación que tiene al elefante como emblema combate y trata de derogar.
Especialmente desde el Tea Party se le cuestionan a Romney sus posturas respecto a varios temas en los que se distanció de los republicanos, como su apoyo al aborto. Opiniones como esa le han hecho ganarse el calificativo de Rino ('republican in name only' o republicano solo de nombre), siglas que se utilizan de modo peyorativo para poner en duda los valores conservadores de un político.