«¿Cómo me ven las muchachas?»
Raúl Castro cumple 80 años inmerso en adaptar Cuba a las nuevas necesidades sociales sin traicionar el espíritu comunista
LA HABANA. Actualizado: GuardarRaúl Castro cumple hoy 80 años inmerso en apuntalar las bases económicas y sociales que permitan sobrevivir al régimen cubano. Desde que en 2006 sustituyó a su hermano Fidel, será la primera vez que festeje su onomástica -eso sí sin ningún tipo de programa oficial- también al frente del secretariado del Partido Comunista, el cargo político más importante y para el que fue elegido en abril durante el último Congreso del PCC.
A pesar de que no le tocarán la serenata que ofrecerá la Fundación Guayasamín en agosto al convaleciente Comandante con motivo de su 85 cumpleaños, su sustituto sí podrá escuchar, ver y oler los sonidos y aromas que la ampliación del trabajo por cuenta propia jalonan las calles de la isla caribeña.
Ayer, Raúl, mientras despedía al exmandatario brasileño Luiz Ignacio Lula da Silva en el aeropuerto habanero, se mostró relajado con la prensa. «¿Mañana (por hoy), saben cuántos cumplo? ¿Y cómo me ven, las muchachas cómo me ven?», dijo en tono jocoso. «¿Ustedes me ven con 80 años? ¿Cuántos viejos de 60 hay por ahí que no están como yo? Lo que es una lástima que no me pueda retirar ya, cumpliendo lo que se acordó en el Congreso. Bueno, yo no tengo dos períodos, voy por uno y luego me dedicaré a cuidar a mi bisnieta», agregó. Y al ser preguntado cómo iba a celebrar su onomástica, el líder cubano se limitó a agradecer los parabienes -«gracias por las felicidades- y apuntó: «Solo lo festejaré con los nietos y alguna de mis dos hijas».
En estos años al frente del país Raúl Castro ha despertado grandes esperanzas especialmente cuando el 26 de julio de 2007 habló de la necesidad de introducir «cambios estructurales y de concepto» para solucionar los problemas económicos y reiteró la oferta de dialogar con Estados Unidos en condiciones de igualdad. Doce meses después de la enfermedad que apartó a su hermano anunció las primeras medidas de ligera apertura levantando algunas prohibiciones: venta de electrodomésticos (microondas, DVD, ollas arroceras, motos eléctricas), alojamiento de cubanos en hoteles internacionales, compra de teléfonos móviles...
Desde el primer momento , el nuevo jefe del Estado insistió en ahorrar, trabajar más y mejor para reducir las importaciones. Se trata de «eliminar el derroche, lo cual no significa dejar de prestar servicios, sino hacerlos más eficientes y con más calidad», destacó. Y en ese cometido se buscó mejorar la oferta de alimentos, para lo que se inició el reparto de tierras en usufructo.
Pero la gigantesca burocracia, la inercia de más de cincuenta años a la espera de «orientaciones de arriba», el protestado y largo bloqueo estadounidense, el paso de tres devastadores ciclones, la ineficiencia, mala organización y el 'reunionismo' de los dirigentes, la corrupción y las zancadillas de sectores oficialistas renuentes a los cambios se confabularon para ralentizar la «actualización», del «socialismo a la cubana» que conjugue normas de mercado sin renunciar al comunismo.
Cambiar para no caer
Raúl Castro, quien en junio de 2007 enterró a Vilma Espín, su esposa y madre de sus cuatro hijos, insiste en la necesidad de «cambiar de mentalidad» para no caer en el «abismo». Es decir, no mirar con malos ojos a los trabajadores privados. Al contrario, el Gobierno espera que ahí recalen parte de los 1,5 millones de empleados que dejarán de trabajar para 'papá Estado'. Los primeros 500.000 ya debían estar «disponibles» pero la falta de alternativas -solo les ofrecen puestos en la agricultura o la construcción- ha retrasado la ejecución del plan.
De todas formas, desde que el pasado octubre se reactivó y amplió la iniciativa privada a 178 actividades, son más de 300.000 los cubanos con licencias para pequeños negocios. Unos 40.000 las han devuelto por inexperiencia como autónomos.