MUNDO

Irán retiene dos horas en el aire al avión de Merkel

Impide el paso cuando la canciller alemana se dirigía a Nueva Delhi

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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La canciller alemana Angela Merkel y otras 77 personas que viajaban a bordo del nuevo avión oficial del Gobierno, un Airbus A-340, fueron protagonistas en la madrugada de ayer de una inédita afrenta diplomática del régimen iraní, que volvió a envenenar las relaciones entre los dos países. Cuando el aparato oficial, que se dirigía a Nueva Delhi, se aprestaba a sobrevolar el espacio aéreo persa, los pilotos germanos recibieron un tajante mensaje de la torre de control: «El avión no está autorizado».

Los pilotos alemanes respondieron que el permiso de vuelo había sido concedido con antelación y recordaron que otro avión del Ejecutivo de Berlín, con igual destino, no había tenido problemas. De acuerdo con varios informes de periodistas que viajaban a bordo del Airbus, las autoridades de Teherán cortaron la comunicación, una situación que obligó a la aeronave de la canciller a girar 180 grados. «¿Se trata de una afrenta personal contra Merkel?», se interrogó el reportero del diario 'Bild'. «¿Es el loco de Teherán, Mahmud Ahmadineyad, el autor de la afrenta?», añadió.

Nadie lo sabe, pero la orden perentoria de Irán obligó al avión oficial a volar en círculos durante casi dos horas sobre Turquía, una maniobra que pasó desapercibida para la canciller, que dormía en su cabina personal. Mientras tanto, diplomáticos alemanes y de Ankara negociaban con el régimen de Teherán la forma de solucionar el problema y obtener el ansiado permiso para continuar el vuelo hacia la capital india. La luz verde llegó cuando el Airbus se aprestaba a aterrizar en la capital turca para poder repostar ante la falta de combustible.

«Nunca hasta ahora se había producido un incidente así», admitió Steffen Seibert, el portavoz del Gobierno germano, quien señaló que antes del inicio del viaje, Berlín había solicitado todos los permisos pertinentes para poder cruzar el territorio iraní. Merkel, según testigos, se enteró del percance cuando fue despertada, alrededor de las cinco de la madrugada. «El comienzo del viaje ha sido muy interesante. Lo importante es que no tuvimos que hacer un aterrizaje de emergencia en Ankara», dijo la canciller en un intento interesado de restarle importancia al incidente. «Estoy feliz de haber podido llegar. Ahora tenemos que averiguar cuales fueron las causas», añadió en una improvisada rueda de prensa en Nueva Delhi.

«Una falta de respeto»

El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Guido Westerwelle, en cambio, no ocultó su desagrado a causa de la afrenta y ordenó que el Ejecutivo llamara de inmediato al embajador persa en Berlín para expresarle la más enérgica protesta. Según el ministro, que se encuentra en Australia, el incidente constituye una «violación» de todos los usos internacionales. «Es una falta de respeto hacia Alemania que no estamos dispuestos a tolerar», subrayó Westerwelle, quien no descartó que lo sucedido pueda tener consecuencias agravantes en las relaciones entre ambos países.

Los vínculos de Alemania con Irán comenzaron a deteriorase paulatinamente a raíz de las declaraciones antisemitas lanzadas por el presidente Ahmadineyad y por el programa nuclear persa, que la semana pasada llevó a la Unión Europea a ampliar las sanciones impuestas a la República Islámica por la falta de avances. A todo lo anterior se suma que no hace mucho dos periodistas germanos se vieron forzados a pasar varias semanas en una cárcel del país árabe y, recientemente, las autoridades de Teherán ordenaron el cierre de un banco iraní en Hamburgo.