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Berlusconi se asoma al principio del fin
En el partido del primer ministro italiano se habla por primera vez de sucesión y la Liga Norte medita romper con el magnate
ROMA. Actualizado: GuardarSilvio Berlusconi se lo tomó ayer a su estilo, con una tontería para desdramatizar y hacer ver que en Italia no ha pasado nada: «He hecho una reunión para fijar la fecha de mi funeral, pero en los próximos días tengo mucho que hacer». Pero en Italia sí que ha pasado algo en las municipales de este fin de semana, una derrota general del centroderecha, y el primer ministro sabe muy bien que se está gestando su sucesión. Es algo de lo que hablaban ayer sin rodeos miembros de su partido y analistas políticos.
En Italia se respira una sensación de cambio de época, quizá difícil de captar desde fuera con los datos objetivos. Se trata de algo simbólico, porque todo ofrece la sensación de un castigo explícito y directo a Berlusconi. Era impensable que perdiera en su ciudad, Milán, su feudo desde hace dos décadas, como era inimaginable que la Liga Norte, hasta ahora el único partido en ascenso y que presume de asentarse «en el territorio», saliera derrotada de todos sus municipios tradicionales, salvo dos, de los nueve en juego. Como no se podía creer que en Nápoles el exfiscal Luigi de Magistris, un 'outsider' que representa el rigor de la ley contra los políticos, tumbara al candidato de la derecha, en una ciudad donde el dominio del centroizquierda parecía agotado. Pero la consigna era golpear a Berlusconi llevándose por delante a quien fuera. Es decir, 'Il Cavaliere' ahora quema. Algunos de sus candidatos pidieron, en confianza, que no fuera a los mítines de su ciudad.
El dilema: cómo cambiar
La lectura que todos los partidos hacen es que la gente pide un cambio. A fin de cuentas, ha pesado el escándalo de 'Ruby' y parece que ya cansa el estilo de hacer política de Berlusconi. En la oposición cogen el champán, pero en el centroderecha el dilema es cómo cambiar. Una cosa está clara: El primer ministro no dimitirá jamás. Entre otras cosas, porque le espera el banquillo en cuatro procesos y solo desde el poder puede burlarlos con leyes a su medida. El magnate recurría ayer a los clásicos efectos de maquillaje, prometía atenuar el rigor fiscal y anunciaba para hoy «novedades» en el partido. Suelen ser cosas como organizar congresos o hasta cambiar las siglas, pero en el PDL ahora se habla de primarias, antes un tabú.
La clave de lo que ocurrirá es la Liga Norte. En el partido de Umberto Bossi ha escocido mucho la derrota. Por primera vez han pagado en carne propia ser aliados de Berlusconi y entre la base hay un gran malestar. Su dilema es saltar en marcha o hundirse con 'Il Cavaliere'. De hecho ya hay contactos con la principal formación de la oposición, el Partido Demócrata (PD). Si el PD les apoya en sus reformas, la Liga se uniría a ellos en el cambio del sistema electoral. La fecha decisiva es el 19 de junio, día en que Bossi y los suyos celebran en el nacimiento del río Po, en Pontida, su fiesta anual de exaltación nacionalista. Suele ser escenario de grandes anuncios. Quizá pudiera ser el día en que Bossi rompa con Berlusconi, una tentación creciente. Pero quizá apuesten, como hasta ahora, por enrocarse con él los dos años que quedan por delante, y para la oposición no habrá mucho más que hacer que esperar.
Un mes de citas decisivas
Hay otras dos fechas importantes. Una, el 12 de junio, un referéndum sobre varios asuntos que, visto lo ocurrido, puede ser tomado como una nueva ocasión de castigar al Gobierno. Sobre todo en una de las preguntas, que afecta personalmente a Berlusconi y ha sido introducida con recogida de firmas por la oposición: pide el rechazo a la ley del legítimo impedimento, una de las ocurrencias del mandatario para no ir a sus juicios por problemas de agenda.
La segunda fecha decisiva estará entre el 20 y el 24 de junio. El Parlamento celebrará una votación para verificar que el Gobierno cuenta con mayoría suficiente. La exigió el presidente de la República, Giorgio Napolitano, ante los apaños de Berlusconi para remediar la marcha de su aliado Gianfranco Fini, pues lo suplió fichando tránsfugas. Cuando Napolitano pidió la votación no se le dio importancia, pero ahora se convierte en otra fecha crucial, pues Berlusconi debe revalidar su legitimidad en un avispero.