El grupo Abba abre hoy su nuevo hotel Palacio Arizón en Sanlúcar

Cuando en 1709 Félix Arizón decidió instalarse en Sanlúcar, sabía muy bien cuál era el lugar idóneo para comenzar a hacer fortuna. Catalán de origen irlandés, eligió una gran casa de cargadores de indias, ubicada en el barrio de la Balsa, desde cuyo torreón se divisaban las dunas de Doñana y el limpio horizonte de la desembocadura del Guadalquivir. Allí inició un importante intercambio comercial con sus parientes catalanes que posibilitó la incorporación de Cataluña al comercio con las Américas.

Pero la Casa Arizón, construida entre los siglos XVII y XVIII, también fue testigo de las redes de contrabando que burlaban el control del puerto de Sevilla, gran punto neurálgico del comercio de ultramar. Desde hoy es posible disfrutar de unas tapas en uno de sus salones y observar las grandes tinajas que guardaban los productos para su venta fraudulenta. También se pueden recorrer sus pasillos y admirar los restos de pintura al fresco de las paredes o sentarse a descansar en el patio central con arcos de medio punto desde el que se acceden a las 49 habitaciones. Pasear por los jardines e incluso subir al torreón ya es posible después de muchos años de abandono y estado ruinoso.

Nada menos que doce millones de euros ha invertido el grupo Abba Hoteles en su restauración y transformación en un hotel de cuatro estrellas -tercero de la cadena en Andalucía- que conserva toda la esencia de la historia de Sanlúcar. Además del gran patio interior, muy apropiado para acoger presentaciones y cócteles, el inmueble cuenta con dos salas de reuniones y una piscina exterior. La plaza pública que da a la avenida del Quinto Centenario y desde la que se accede al bar se encuentra en obras. «Nuestros clientes encontrarán el valor añadido de la cultura, la leyenda, la excelencia en el servicio en un enclave privilegiado y con todas las bondades de la gastronomía andaluza». Juan Ramón Acín, director general del grupo Abba, prevé una recuperación económica en 2013 y una revitalización del sector turístico que amortice la fuerte apuesta que han realizado por Sanlúcar. «La crisis pasará porque la economía es cíclica. Los hoteles de la cadena en Berlín, Londres y París ya la han superado. Y nosotros necesitamos mucho a los turistas extranjeros». A trescientos metros de la playa de Las Piletas y muy cerca del centro, el nuevo hotel pretende extraer todo el jugo a los eventos festivos: desde la Semana Santa y la Feria a las Carreras de Caballos, pasando por la temporada de verano, la tradición bodeguera o el propio patrimonio histórico artístico de Sanlúcar, declarado Bien de Interés Cultural. Acín insistió en que las dependencias comunes, entre las que destaca el bar, con una curiosa decoración en papel con fotografías antiguas de toreros y artistas, están abiertas al público.