Un año baldío
El compromiso de los socialistas en torno a la candidatura de Rubalcaba amenaza con neutralizar la acción de gobierno
Actualizado: GuardarLas palabras de reconocimiento hacia Alfredo Pérez Rubalcaba con las que Carme Chacón quiso ayer dejar claro que asume el apoyo manifestado por el comité federal del PSOE hacia la candidatura del vicepresidente de Gobierno como cabeza de cartel socialista refleja el cierre de filas al que ha conducido la crisis abierta en dicho partido tras la solicitud de un congreso urgente por parte de Patxi López. El comité federal del pasado sábado demostró que los dirigentes socialistas quieren preservar, a la vez, la continuidad de la legislatura y la unidad del partido, convocando formalmente las primarias pero evitándolas realmente al designar de antemano a Rubalcaba. Se trata de un punto de equilibrio que responde al vértigo provocado por el 22-M, pero que condiciona más la acción de gobierno que el rendimiento electoral de Rubalcaba, especialmente en tanto que este continúe siendo su vicepresidente primero y portavoz. Resulta imposible conciliar la tarea encomendada al candidato para que minimice los efectos de la debacle con el cometido reformador que justificaría, según el presidente Zapatero, prolongar la legislatura hasta la próxima primavera. El propio comité federal fijó el pasado sábado un plan que hará de los próximos diez meses un período políticamente estéril para el país, aunque los socialistas lo requieran para recuperar el aliento. La precampaña electoral dará comienzo cuando, dentro de dos semanas, se confirme la candidatura de Rubalcaba; y desde ese mismo momento la actuación del Gobierno quedará neutralizada o supeditada por la misma. La conferencia política prevista en septiembre para eludir el congreso acabará delineando las bases programáticas que el PSOE presente a las próximas elecciones. Pero estas tenderán inevitablemente a obviar la política de recortes y reformas de Rodríguez Zapatero para reivindicar los derechos sociales y democráticos auspiciados con anterioridad. La situación invita cuando menos al escepticismo respecto al margen de maniobra, la autoridad institucional y la voluntad política que le queda al Gobierno para agotar la legislatura culminando la reforma de la negociación colectiva y del sistema financiero y ajustando a la baja los presupuestos 2012. Aunque un año de inanidad gubernamental acabaría pasando factura a Zapatero a cuenta de Rubalcaba.