La ministra de Defensa, Carme Chacón, durante los actos del Día de las Fuerzas Armadas. :: JON NAZCA / REUTERS
ESPAÑA

Chacón pasa página, de momento, y se suma a las loas a Rubalcaba

La ministra de Defensa, ya en un tono sereno, da por proclamado al vicepresidente primero: «Tenemos un gran candidato»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Era la única espita que había quedado abierta después del Comité Federal de entronización de Alfredo Pérez Rubalcaba. El piñón que faltaba para la piña. Pero ya está. La ministra de Defensa, Carme Chacón, rompió ayer su silencio y se sumó al respaldo unánime de los 'notables' del PSOE a la designación del vicepresidente primero del Gobierno como candidato para las elecciones generales de 2012. «Es un gran político, muy experimentado y con una magnífica hoja de servicios» , dijo ya con tono sereno y un semblante más relajado que el de 24 horas antes.

La aspirante fallida mostró así su voluntad de pasar página de los acontecimientos vividos esta semana pero, sin necesidad de hacerlo explícito, dejó algo bien claro: que el proceso de elección por el que ha optado su partido para elegir al próximo cabeza de cartel dista mucho de parecerse a unas auténticas primarias. En ningún momento se prestó a fingir -durante una entrevista en TVE con motivo del Día de las Fuerzas Armadas- que aún no haya nada decidido, que existen otros militantes con posibilidades de competir por el puesto y que cabe la posibilidad de que haya una votación. «Tenemos un buen candidato -apuntó ya a cosa hecha-, pues a trabajar en este año que nos queda en el Gobierno para luchar contra el desempleo y a prepararnos para la siguiente contienda».

Son muchos los socialistas que creen que la política catalana, de 40 años, tiene aún «mucho futuro por delante» y que en sus planes está aún asumir las más altas responsabilidades del PSOE. Pero de momento, parece, haber llegado a la conclusión de que ya no es momento de hacer insinuaciones sino de sumar. En sus primeras declaraciones desde que escenificara su paso atrás, el pasado jueves en la sede de Ferraz, eludió confirmar o desmentir que lo suyo sea solo un 'repliegue táctico' y se enrocó en el reconocimiento a quien quería haber plantado cara.

«Ya comenté que había tomado la decisión que había tomado y creo que ayer (por el sábado) tomamos la que teníamos que tomar; la capacidad de Alfredo Pérez Rubalcaba es de todos conocida», insistió. En todo caso, matizó que ella destacaría ante todo «sus logros y su capacidad de trabajo contra ETA»; un modo de anteponer sus méritos como ministro del Interior a los de vicepresidente primero. Dicen quienes con más fiereza se oponían a la concurrencia de Chacón a unas primarias que la ministra nunca es inocente cuando habla y señalan como ejemplo su discurso de retirada.

Aunque en público mucho dirigentes alabaran su generosidad, no sentó bien en Ferraz, ni en Moncloa el tono de denuncia contra quienes, supuestamente, le hicieron la cama para evitar que cumpliera su proyecto aún a riesgo de minar, según sus propias palabras, «la unidad del partido y la autoridad del presidente y del secretario general». Tampoco hizo gracia que dijera que ella pretendía «recuperar las señas de identidad de la socialdemocracia» y «aplicar la ambición de Igualdad y de Justicia en un contexto de crisis», como si ambas cosas hubieran desaparecido con este Gobierno (justamente la idea que trata de combatir José Luis Rodríguez Zapatero) y como si sin ella no fueran posibles.

Unidad

En todo caso, Chacón, que siempre ha tenido un vínculo especial con el jefe del Ejecutivo, dio a entender ayer que participará del espíritu unitario que los socialistas se han autoimpuesto tras el tremendo batacazo del 22 de mayo. Hará falta porque después de haber perdido prácticamente todas las comunidades autónomas en las que gobernaban no hay en España una federación del PSOE decididamente estable.

El que menos porcentaje de voto ha perdido, ha perdido en torno a diez puntos (en esos parámetros están, por ejemplo, el castellano-manchego, José María Barreda o el extremeño, Guillermo Fernández Vara), pero los hay como el asturiano, Javier Fernández, o el canario, José Miguel Pérez que se acercan a los trece y quince puntos.

En condiciones normales, semejantes resultados habrían conducido a la dimisión casi obligada de buena parte de los líderes regionales pero a diez meses de las elecciones el PSOE no está para perder energías en congresos regionales por toda España y ha decidido aguantar, pero eso exige concentración.