Zapatero cae en el 'dedazo' y señala a Rubalcaba como su opción preferida
El presidente del Gobierno cede ante el órdago de los barones y rompe su promesa de ser neutral en el proceso
MADRID. Actualizado: GuardarNi una ni dos ni tres. Son incontables las veces que José Luis Rodríguez Zapatero ha presumido de que el suyo era un partido que practicaba la democracia interna y que, a diferencia de José María Aznar, él nunca recurriría al 'dedazo'. Ayer se le agotó el argumento. Ante los 'barones' de su partido, el aún hoy -aunque menos que ayer- líder del PSOE señaló a Alfredo Pérez Rubalcaba como su heredero en la candidatura a la Presidencia del Gobierno.
Los socialistas abrirán, pese a todo, un proceso de primarias pero nadie espera que vayan más allá de un indisimulable lavado de cara. La renuncia de la ministra Carme Chacón hacía ya difícil, para la mayoría de los socialistas, que pudiera haber una candidatura alternativa a la del vicepresidente. Y el hecho de que Zapatero, que siempre aseguró que sería «neutral», haya acabado transgrediendo sus propios principios, termina de cerrar esa puerta.
Se ha antepuesto la necesaria negociación con los líderes territoriales que, en su gran mayoría, apostaban por Rubalcaba como la mejor opción posible para intentar, al menos, salvar los muebles de un PSOE que el 22 de mayo demostró estar en peores condiciones de lo que ya muchos imaginaban.
El secretario general ha conseguido pues frenar la celebración de un congreso extraordinario que habría exigido su dimisión y la de su ejecutiva -como habían propuesto el líder de los socialistas vascos, Patxi López, y el extremeño Guillermo Fernández Vara- pero a cambio ha preferido transigir con unas primarias desvirtuadas y una conferencia política en septiembre.
El vicesecretario general del PSOE, José Blanco, defendió tras el encuentro la coherencia de la solución acordada con los estatutos. «No estamos renunciando a las primarias. Mañana (por hoy) se convocan; pero es evidente que hay un deseo compartido de que Rubalcaba sea nuestro candidato», esgrimió. También alegó que, no por afirmar que quiere dar el cetro sucesorio a Rubalcaba, Zapatero deja de ser neutral. Según José Blanco, neutralidad quiere decir que «cuando hay un proceso las reglas del juego son iguales para todos». «Pero nada del PSOE a mí me resulta indiferente y estoy seguro de que tampoco al secretario general», justificó.
El número dos de los socialistas insistió en que la ciudadanía no desea que su partido se «enrede» en temas internos y que lo que más valora en una formación política es «fortaleza, unidad, liderazgo y respuestas programáticas». «Y esa es la respuesta que hoy están dando los secretarios generales del partido». Una respuesta que en buena parte se fraguó, según Blanco, en la conversación telefónica que mantuvieron el martes Patxi López y Zapatero para intentar minimizar los daños de la bomba que había soltado el lehendakari, la del congreso extraordinario. «El mensaje de hoy es rotundo: nos sentimos unidos para respaldar al Gobierno; unidos para celebrar una conferencia política abierta y participativa que encienda la ilusión, y unidos para respaldar al candidato que más quiere nuestra gente, que más temen nuestros adversarios, al mejor para asumir la presidencia del Gobierno y para dar la respuesta a los desafíos que tienen los españoles».
Herida visible
Después de cinco días, la herida parece cerrada, pero el costurón que ha dejado el hilo de sutura es aún visible. Rubalcaba está llamado a ser, ya sin obstáculos, el candidato del PSOE para las próximas elecciones generales. Si todo sale según lo previsto, será proclamado candidato el 18 de junio en un Comité Federal extraordinario. Sólo en el caso, altamente improbable, de alguien sea capaz de reunir 34.000 avales para plantarle cara en los próximos quince días a partir de mañana (si es que el Comité aprueba el calendario acordado por los secretarios regionales) habrá una votación el 26 de junio.
La 'hoja de ruta' que habían diseñado sus partidarios se cumplirá casi íntegra, pero Rubalcaba se ha dejado muchos pelos en la gatera en los últimos días y, ciertamente, su imagen de invulnerabilidad se ha visto seriamente dañada. Algo que sus más fieles nunca perdonarán Carme Chacón. Son muchos los socialistas que creen que jugó con habilidad sus cartas, que se ha convertido en un «símbolo» y que su frase, «debo dar un paso atrás para que el partido dé un paso al frente», le hace valedora del premio a la «generosidad frente a la ambición».