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Otra nube volcánica amenaza a Europa
Las cenizas del Grimsvoetn islandés avanzan hacia Escocia e Irlanda y amenazan con alterar de nuevo el tráfico aéreo
BRUSELAS. Actualizado: GuardarLa pesadilla amenaza con repetirse en el cielo europeo. Un año después de que un volcán islandés cerrara durante seis días los aeropuertos de casi todo el continente, otra erupción vuelve a poner en riesgo los planes de millones de pasajeros. El Grimsvoetn, el cráter más activo de la isla nórdica, ha generado una colosal nube de cenizas que se desplaza hacia el sur progresivamente. La UE, que coordina la respuesta de todos los socios, admitió ayer que la situación es «impredecible», aunque puntualizó que las autoridades están mejor preparadas para evitar el caos de 2010.
El Grimsvoetn dormía plácidamente desde 2004 bajo el glacial Vatnajokull, el manto de hielo más grande de Europa. El pasado sábado, sin embargo, cumplió las previsiones de los expertos y despertó con una fuerza inusitada. El cráter escupió una gigantesca columna de humo y cenizas que alcanzó los 25 kilómetros de altura.
Pese a tratarse del volcán más vivo del país, desde 1873 no había experimentado una erupción tan intensa. El violento fenómeno hizo saltar las alarmas no solo en Islandia, sino en toda Europa. El recuerdo del Eyjafjalla, el cráter que colapsó el tráfico aéreo el año pasado, volvía a emerger en la mente de todos.
La UE empezó a coordinar a las distintas autoridades del continente el domingo. A través de Eurocontrol, la agencia de navegación aérea que agrupa a 38 países, Bruselas inició los contactos para actuar de forma conjunta y evitar las disfunciones del año pasado. La consigna básica es que todos los países utilicen los mismos criterios para cerrar los aeropuertos si la situación lo requiere. Ayer, nadie quería verse en ese escenario, pero la nube de cenizas avanzaba inexorable por el Atlántico. Según las previsiones, las primeras partículas volcánicas estaba previsto que llegaran la pasada madrugada al norte de Escocia e Irlanda.
La Autoridad de Aviación Civil británica admitió ayer que no podían descartarse interrupciones en el tráfico aéreo. Al igual que el año pasado, dos factores determinarán el impacto de la erupción. Por un lado, los aeropuertos están en manos de la dirección del viento, que puede arrastrar hasta sus pistas las cenizas o bien alejarlas. En segundo lugar, los vuelos se verán más o menos afectados en función de la composición de las partículas y su concentración en el aire. Estos diminutos elementos tienen tanta influencia en las rutas de los aviones porque pueden ser muy dañinos si impactan en los motores.
Pese a la potencia de la erupción, los expertos son moderadamente optimistas frente a la situación de 2010. De acuerdo a la información ofrecida por los especialistas islandeses, el Grimsvoetn genera un tipo de cenizas más grande y pesado que su hermano el Eyjafjalla. En principio, esta circunstancia impediría que las partículas se desplacen distancias tan largas como el año pasado al caer antes a tierra. Además, el cráter actualmente activo suele apagarse en cuestión de días. Ayer, ya se detectaron algunos signos de que la erupción se debilitaba y la pluma de humo se había reducido hasta los diez kilómetros.
Impacto limitado
«El volcán puede causar algunas interrupciones en el tráfico aéreo, pero por un periodo muy limitado y en una zona muy concreta», resumía a Reuters Magnus Tumi Gudmundsson, profesor de Geofísica en la Universidad de Islandia. Eurocontrol, de momento, se ha mostrado más prudente y prefiere evitar especulaciones. La agencia europea indicaba en su última comunicación que «debido a las inestables condiciones meteorológicas no es posible identificar el movimiento de la nube de cenizas más allá de las próximas 24 horas». El domingo adelantó que si la intensidad de la erupción persiste las partículas podrían llegar a Francia y el norte de España el jueves.
La gran esperanza de la UE pasa por evitar el cierre del espacio aéreo gracias a las medidas tomadas tras el caos del año pasado. «Hemos aprendido la lección y estamos en una posición mucho mejor», subrayó el comisario de Transportes, el estonio Siim Kallas. Tras la críticas por exceso de celo y descoordinación, la UE apostó por flexibilizar la normativa y reforzar los medios técnicos -supervisión del volcán, satélites, radares y globos meteorológicos- para conocer al detalle la concentración real de cenizas.
La principal modificación, sin embargo, reside en que las aerolíneas tienen ahora una mayor autonomía para decidir si siguen operando. El requisito imprescindible es que presenten ante las autoridades un certificado del fabricante que pruebe que los motores están homologados para volar con presencia de cenizas. La Autoridad de Aviación Civil británica explicó que las grandes compañías del país cuentan con los permisos necesarios para seguir con su actividad con una concentración media de partículas. En cambio, ninguna aerolínea ha solicitado la aprobación para no quedarse en tierra con una densidad elevada.