FALSO EQUILIBRIO
CRÍTICA TEATRAL Actualizado: GuardarHablar de Mamet es hablar de teatro actual, compromiso y vanguardia; también es sinónimo de teatro sorprendente y aleccionador en cuanto a la construcción dramática. La brillantez de sus trabajos le han valido premios y el reconocimiento internacional a lo largo de su carrera. Heredero de las mejores generaciones de dramaturgos norteamericanos, Mamet representa al intelectual preocupado por hablar de su tiempo. Sus éxitos más significativos, en los que refleja conflictos humanos, políticos y sociales, le han llegado de la mano del teatro, del cine y la televisión. Sus propuestas son siempre una garantía, pues subyace en ellas, un conocimiento profundo del devenir de la sociedad y de las relaciones humanas.
En el caso del montaje español de 'Razas', el resultado es demasiado correcto para lo que hay de trasfondo en su original. Pesa en la factura visual un acento de serie televisiva. La escenografía, mobiliario, vestuario, música y actuaciones se definen en esta dirección, que cuenta poco en relación a lo que debería. Parecería como si los personajes, el escenario y todo lo que lo rodea fuesen meras apariencias y hubiesen salido de la nada: minimalista, bello y justo, pero sin razón de ser. Y es que la obra de Mamet cuestiona el papel de la Justicia en la sociedad y la relación del ser y del Estado, con la Verdad y los derechos humanos. Cínica, irreverente y cruel, la propuesta no llega al espectador por esa desafortunada veladura a lo 'C.S.I.' o 'Ley y orden' en donde las interpretaciones parecen más de superhéroes que de humanos. Los exabruptos emocionales o de tensión dramática son tan artificiales que se alejan del trasfondo. El equilibrio hubiese estado en una propuesta escénica arriesgada y potente como la de su autor. Pese a que la resolución artística de Rubio solo es bonita, le sobrepasan afortunadamente los aires de actualidad de Mamet; baste de ejemplo el papel de la justicia norteamericana en el caso de DSK.