Sean Penn da vida a un rockero en horas bajas con 'look' a lo Robert Smith, en 'This Must Be the Place'. :: EL CORREO
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Sean Penn noquea Cannes

El actor acaricia el premio de interpretación por su papel de decrépito rockero en 'This Must Be the Place'

CANNES. Actualizado: Guardar
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Fue una de las tres grandes ovaciones de Cannes. Se la llevó el italiano Paolo Sorrentino ('Il Divo'), que pinta los ojos y los labios a Sean Penn, le calza una peluca y, con un look parecido al de Alice Cooper o Robert Smith en sus años de gloria, lo convierte en Cheyenne, un viejo rockero irlandés. Una sombra del pasado que, con sus aditamentos setenteros, va con el carrito a hacer la compra al supermercado. La película se titula 'This Must Be the Place' y es una 'road movie' por el Medio Oeste americano. Penn -con el premio de interpretación en el saco- protagoniza una mirada insólitamente sugerentes de EE UU a cargo de un cineasta europeo, plagada de pequeños detalles, matices e imágenes insólitas.

Todo comienza en Dublín. Cheyenne, con 50 años, conserva una imagen gótica y vive en Irlanda de los derechos de autor de su música. La muerte de su padre, con quien no se hablaba, lo lleva a Nueva York. Descubre que la obsesión de su progenitor era vengarse del nazi que lo torturó en un campo de exterminio durante la II Guerra Mundial. Iniciará un viaje para hablar de la amistad y venganza, pero también de la redención y de cómo aceptarse a sí mismo.

'This Must Be the Place' tiene un hueco asegurado en el palmarés junto a las de los hermanos Dardenne y Pedro Almodóvar. Penn realiza una de las grandes interpretaciones de su vida, no solo con su concisión de gestos, sino poniendo una voz muy particular a este maduro y ajado rockero. Otro hito en la admirable trayectoria del actor, que desde su matrimonio con Madonna y su fama de broncas, ha ido creciendo como intérprete. Ganó el Oscar por 'Mi nombre es Harvey Milk', se comprometió con causas solidarias y actualmente apoya y hace con sus propias manos una impresionante labor en Haití, donde mantiene una escuela infantil que ha reconstruido con su dinero. Los niños haitianos le adoran y en la maltratada isla ha dejado a su novia (Scarlett Johansson) para venir a Cannes con una película que nació de su entusiasmo tras ver 'Il Divo', la película de Paolo Sorrentino sobre Giulio Andreotti.

«Nos conocimos en Cannes en 2008 cuando yo era jurado. Paolo acababa de recibir un premio por 'Il Divo'. Le dije: 'Estoy disponible cuando quieras, donde quieras y sea cual sea el guión'. Un año más tarde lo recibí. No lo dudé ni un momento», recordó Sean Penn, para quien el rock es fundamental en su vida. «Es muy importante saber decir 'que te jodan' y el rock lo hace de manera muy sana».

«No quiero sonar demasiado filosófico, pero la humanidad entera no ha alcanzado la madurez todavía, así que no creo que Estados Unidos esté solo en su inmadurez. Su cultura elimina el pensamiento original, celebra la uniformidad, y es ahí cuando es muy importante defender tu propia opinión aunque sea impopular y decir 'que te jodan'».

Panahi, encarcelado

Cannes sigue reivindicando al iraní Jafar Panahi, director encarcelado en su país que tiene prohibido hacer cine. Si el pasado año se dejó una silla vacía cuando, como miembro del jurado, tuvo prohibida su salida de Irán y la actriz Juliette Binoche le reivindicó en público (con lágrima incluida), este año el certamen ha presentado en sesión especial fuera de concurso 'In Film Nist', que firman Jafar Panahi y Mojtaba Mirtahmasb.

La película, que llegó de forma casi clandestina a Cannes en un 'pen drive' junto a 'Be Omid E Didar' de Mohammad Rassoulof, refleja el quehacer cotidiano de Panahi en Teherán, en espera del veredicto del juicio al que está sometió. El título, 'Esto no es una película', explica ya que Panahi tiene prohibido hacer cine. «La esencia reveladora del arte permite que el artista supere sus problemas y transforme las limitaciones en tema de trabajo artístico a través del proceso de creación» escribieron los dos directores en una carta enviada al Festival de Cannes, que fue difundida antes de la proyección.

Condenado a seis años de cárcel y veinte de inhabilitación para rodar por su participación en las protestas de la oposición contra la polémica reelección en junio de 2009 del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, Panahi se suma a la lista de cineastas encarcelados entre los que también está Bahman Ghobadi, ganador en el festival de San Sebastián de dos Conchas de Oro.