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Zapatero pide a los votantes del PSOE orgullo histórico frente al 15M
Defiende que los socialistas tienen «una trayectoria de reivindicar derechos y de hacerlos realidad mediante el voto»
MADRID. Actualizado: GuardarNo fue, probablemente, el mitin con el que había soñado José Luis Rodríguez Zapatero para cerrar su última campaña como estrella principal del PSOE, pero como él mismo dijo hace unos días en la entrevista para el canal de televisión en Internet Youtube, las cosas no siempre pasan como uno las había imaginado. Y al jefe del Ejecutivo no le quedó más remedio que hacer de la necesidad virtud y desgañitarse para convencer a los suyos de que esta vez los jóvenes inquietos que le dieron la ansiada e inesperada victoria en las elecciones de 2004 no tienen razón. «Pidamos a la gente que vote, y respetemos a quien no quiere votar. No estoy de acuerdo porque el voto es la palanca de cambio que hay -insistió- pero lo respeto».
Esta vez, Zapatero no intentó atraerse a esas miles de personas que han salido a las calles con objetivos algo difusos, pero con la intención clara de expresar su descontento con los políticos. Para poner el broche a la campaña más deslavazada y llena de altibajos en la que haya participado nunca decidió utilizarlos como ariete para cohesionar a los suyos, para que no se sientan amedrentados por quienes dicen que a eso que propugnan el PP, pero también la formación que él dirige, no se le puede llamar una democracia 'real'.
Por eso hizo un discurso cargado de referencias históricas. Recordó los años de lucha por los trabajadores codo a codo con UGT, la labor de los primeros socialistas que concurrieron a unas elecciones tras la dictadura de Franco, el papel de Gregorio Peces Barba -presente en el recinto donde se celebró el acto y obligado a agradecer la ovación- como padre de la Constitución y los esfuerzos de Javier Solana, también en el pabellón, para avanzar en la construcción de la Unión Europea.
«Nuestra historia -dijo- es una historia de reivindicación de derechos pero también de llevarlos a la práctica mediante el voto». Orgullo, orgullo de pertenencia. «Somos un gran partido que tiene detrás a millones y millones de ciudadanos que nos han dado el voto -añadió-. Yo desde aquí les quiero agradecer su apoyo y su lealtad en las circunstancias fáciles y en las difíciles».
Final sombrío
Nada más lejos de los apoteósicos finales de fiesta con los que el PSOE solía bajar el telón. Antaño los cierres de campaña sonaban a celebración. En esta ocasión era obvio ya desde antes de ponerse en marcha que los ánimos no estarían para fiestas porque lo más a lo que podían aspirar los socialistas era a retener sus principales plazas municipales y autonómicas; y eso con mucho esfuerzo. Pero con lo que no contaban era con que la cosa se complicaría aún más con una protesta ciudadana en toda regla.
La prueba es que, aunque aseguran que fue a regañadientes, el comité electoral accedió a la petición del PSM para que el último mitin de campaña se celebrara en un lugar tan inusual como expuesto, la Plaza Mayor de Madrid, a escasos metros del 'kilómetro cero' de las protestas. El lunes se decidió que sería mejor cambiarlo por un lugar más apartado y, sobre todo, más fácil de controlar por las fuerzas de seguridad. Y así acabaron el candidato a la alcaldía, Jaime Lissavetzky; el díscolo secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, y el propio Zapatero en un frío pabellón de la Feria de Madrid en el que, no obstante, lograron juntar a cerca de 4.000 personas.
Gómez, al que todas las encuestas pronostican un monumental batacazo frente a Esperanza Aguirre, demostró una vez más que va por libre. Siempre estuvo más a la izquierda que el 'aparato' de su partido y ahora que se la juega de verdad lo exteriorizó con ganas. Por momentos fue como si pensara que en Sol había una pantalla gigante con su intervención.
«Quiero que mis primeras palabras sean para esos miles de jóvenes que están movilizándose: quiero decir que simpatizamos con ellos, porque también estamos indignados con esa forma de ver la economía y el mundo, con esos poderes económicos, con esa gran banca y esos constructores que nos han llevado a una crisis que no tiene precedente, con aquellos que ofrecían sueldos de varios miles de euros para sacarlos de la escuela y hoy los han dejado tirados sin empleo», gritó con fuerza. «Pero hay futuro y el futuro -advirtió- solo es posible con la política y desde lo público».
Fue mucho más vehemente que Zapatero. El presidente del Gobierno en ningún momento intentó hacer suya la causa de los acampados. Dicen en el PSOE que prefiere ir con cautela para que no se interprete que pretenden sacar tajada o que intentan entrometerse en algo que no les pertenece.
Pero Zapatero aclaró: «A nosotros no nos asustan porque nuestra historia es la que es, no nos asustan las reivindicaciones y movilizaciones; nos comprometen a dar las respuestas sociales que necesita la gente para tener un futuro mejor».