Varios centenares de personas tomaron ayer la plaza del Arenal en apoyo al movimiento Democracia Real Ya. :: EVA LINDBERG
Jerez

Resistencia pacífica en el Arenal

Unas 600 personas se concentraron de nuevo ayer por la tarde para apoyar a los que durante todo el día mantuvieron viva la protesta en Jerez Los acampados volvieron a pasar la noche en la plaza pese a la prohibición

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«Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa». Así reza el texto del artículo 21.1 de la Constitución Española, ése que se han aprendido al dedillo los 'indignados' que han tomado muchas plazas de España y de buena parte de Europa y que ayer colgaba en cada rincón de la acampada que desde el pasado jueves permanece inalterable en la plaza del Arenal de Jerez.

Y es que ayer por la tarde, cuando faltaban pocas horas para que diera comienzo la prohibición decretada por la Junta Electoral Central (JEC), los acampados de la ciudad tenían muy claro que no iban a abandonar la movilización, como habían decidido hacer también en el resto de concentraciones del país.

Por eso ayer, durante la concentración de las ocho de la tarde en la que se leyeron los manifiestos y que secundaron unas 600 personas, los encargados de la organización se esforzaron por transmitir el mensaje de que «es fundamental que a las 00.00 horas haya aquí mucha gente que exprese su deseo de cambio y que solo vaya a plantear una resistencia pacífica ante las fuerzas del orden».

Como el día anterior hubo ambiente festivo, lemas alusivos a la corrupción de la clase política en general y, sobre todo, un grito que lucía en carteles y que cada vez sobresale más: «El pueblo unido jamás será vencido».

No en vano, cientos de personas quisieron unirse de nuevo a los alrededor de 40 valientes que secundaron la primera noche de acampada de los 'indignados' en la plaza del Arenal.

Tras la concentración multitudinaria del jueves, este pequeño retén instaló las tiendas de campaña a la entrada de la céntrica plaza desde la calle Lancería y se preparó para pasar una noche que dio mucho de sí, sobre todo porque los integrantes del improvisado campamento trabajaron a destajo para celebrar un par de asambleas y crear las ocho comisiones (limpieza, seguridad, comunicación, animación, alimentos...) que ayudarán a que su estancia en la acampada sea lo mejor posible y no provoque ningún problema a los ciudadanos.

Así, durante la mañana de ayer no solo se encargaron de limpiar la zona gracias a las escobas y utensilios que la gente les iba llevando, sino que también instalaron mesas informativas a las que los viandantes se fueron acercando y se dividieron en grupos para ir repartiendo octavillas y folletos que pudieron imprimir gracias a la solidaridad de unos y otros. También diseñaron un programa de actividades con perfomances, debates y turnos para limpiar y cocinar.

A lo largo de la mañana la actividad fue intensa, lo mismo que las visitas de los curiosos y los más solidarios, que les llevaron también alimentos y agua. Eso sí, nada de alcohol que «está prohibido en la protesta», como explica uno de los responsables de comunicación que quiso dejar claro que «no queremos causar ningún problema».