Un respiro para Grecia
La UE debe mantener una política flexible, sin rigideces y ajustada a cada coyuntura
Actualizado: GuardarLos resultados macroeconómicos de Grecia, de nuevo en recesión de más del 6% del PIB a finales de 2010, ponían de manifiesto que el ajuste que había sido impuesto al país helénico a cambio del rescate de 110.000 millones de euros era excesivo ya que estaba estrangulando a la economía helena y haría imposible el recorte de la deuda y del déficit en los plazos previstos. El Eurogrupo reconocía ayer esta evidencia y su presidente, Jean-Claude Junkers, admitía que habrá una «reestructuración suave» de la deuda si el Gobierno se compromete a tomar nuevas medidas de ajuste, a intensificar las reformas estructurales y a acelerar su plan de privatizaciones, que afectaría a activos por valor de más de 50.000 millones de euros. En definitiva, la reestructuración no incluye de momento una quita, como temían los mercados, con lo que se aleja el riesgo de que Grecia sea el primer país europeo, después de la Alemania de la posguerra en 1948, que se declare en quiebra por no poder honrar sus deudas, pero Bruselas no ha descartado la imposición de pérdidas dolorosas o descuentos a los acreedores privados antes de 2013. En consecuencia, la reestructuración, que solo acabará de definirse cuando Atenas cumpla los mencionados compromisos, pasaría por 'convencer' a los bancos europeos que amplíen los plazos de los créditos y por 'reclamarles' que compren nuevos bonos. Además, Grecia tomaría aire al beneficiarse de un nuevo plan de rescate, superpuesto al anterior, que los técnicos están valorando y que podría ascender a 60.000 millones adicionales. Los ministros aprobaron además el plan de rescate para Portugal de 78.000 millones de euros, pero instaron a Lisboa a alcanzar un acuerdo con los acreedores privados para que conserven la exposición a su deuda. Ésta era una condición implícita impuesta por Finlandia, país que, como es conocido, ha registrado un fuerte ascenso de la extrema derecha euroescéptica. En suma y como no cabría esperar otra cosa, la UE debería mantener esta política flexible, que huya de rigideces drásticas y que se ajuste a la coyuntura del momento. .