Strauss-Khan, con aspecto desaliñado, comparece ante el tribunal. Debajo, acompañado por dos policías tras ser arrestado. :: AP/ EFE
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Strauss-Kahn continuará detenido

El ejecutivo galo, a quien el fiscal acusa de siete cargos por intentar violar a una camarera, estará bajo custodia hasta la próxima cita judicial fijada para el viernes La jueza alega que el director del FMI cuenta «con la sofisticación y los medios» para fugarse

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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La prensa francesa adelantó que su mujer le había transferido un millón de dólares (casi 710.000 euros) para salir bajo fianza, cantidad que ayer ofreció gentilmente su abogado, junto con la opción de llevar un brazalete electrónico y la estabilidad de poder residir con su hija en Manhattan a la espera del juicio. Pero el fiscal había tomado buena nota de sus posibilidades económicas y no le fue difícil convencer a la jueza Melissa Jackson de que Dominique Strauss-Khan, director del Fondo Monetario Internacional (FMI), es un hombre «con la sofisticación y los medios» necesarios para darse a la fuga.

Nadie quería repetir el caso de Roman Polanski, como recordó convenientemente el fiscal, así que la magistrada decidió que el hombre al que muchos veían como el próximo presidente de Francia se quede en una prisión de Harlem al menos hasta su próxima cita judicial del viernes. Strauss-Khan compartió ayer banquillo con dos traficantes de drogas. La vista tenía que haber sido el domingo, al día siguiente de su arresto, pero fue pospuesta al acceder a un examen fisiológico cuyos resultados aún no han sido presentados, pero que aparentemente habrían detectado arañazos. La presunta víctima también le identificó en una rueda de reconocimiento.

El pliego de acusaciones contra el máximo directivo del FMI es tan gráfico y explícito que sonroja citarlo. El fiscal sostiene que el sábado, alrededor de la una de la tarde según la primera versión, que la policía adelantó ayer a las 12, una limpiadora del hotel Sofitel entró en la suite de lujo en la que se alojaba sin saber que todavía estaba ocupada. Se encontró con que Strauss-Khan salía desnudo de la ducha, pero en lugar de sentirse azorado y cubrirse, cerró la puerta para que no pudiera huir y se echó encima de ella.

«El acusado entabló mediante coacción forzada una conducta de sexo oral y anal e intentó un coito a la fuerza», entonaba la larga retahíla de acusaciones que deriva en siete cargos, desde acto sexual criminal en primer grado hasta retención ilegal en segundo. La mujer logró deshacerse de su atacante y pidió socorro al personal del hotel, que llamó a la policía. Según el 'New York Post', se trata de una joven guineana de 32 años con cuatro hijos que «ha trabajado satisfactoriamente para el hotel durante tres años», añadió un portavoz del establecimiento. Aunque la primera estrategia de la defensa fue poner en duda su credibilidad de la camarera, la acusación es de lo más específica.

Así describe el pliego del fiscal las «circunstancias» en las que se produjo la agresión: cerró la puerta de la ubicación antes mencionada y le impidió abandonarla; le agarró los pechos sin su consentimiento; intentó bajarle las bragas y le agarró la zona vaginal a la fuerza; por la fuerza también hizo contacto con su pene con la boca de la informante dos veces, y fue capaz de completar los actos descritos con el uso de la fuerza». La mujer fue atendida en un hospital de Manhattan por heridas leves y según la policía existe un rastro de ADN que corrobora su versión.

'Socialista de caviar'

La descripción no podía ser más humillante para el influyente director del FMI que ayer tenía que estar sentado en Bruselas negociando el rescate financiero para Grecia y Portugal. El 'socialista de caviar' que ya se hacía en el Elíseo parecía estar muy lejos del gran seductor y arrogante hombre de la alta política que la policía arrastró del asiento de primera clase en el que iba a abandonar EE UU.

Según su abogado, Strauss-Khan no huía de nada y ni siquiera estaba en el hotel a la hora de la presunta agresión, sino desayunando con su hija en un restaurante de Manhattan. Los detectives que acudieron a la escena aseguraron que el ocupante de la suite de más de 2.100 euros la noche aparentaba haberla abandonado tan a la carrera que incluso se dejó el móvil. Su abogado alega como prueba de su inocencia que él mismo llamó al hotel desde el aeropuerto JFK para informar del olvido y pedir que le llevaran el teléfono hasta la terminal, lo que derivó en su captura. «Este caso es tan defendible que muy probablemente será exonerado», dijo Ben Brafman a la jueza.

Más allá de los detalles escabrosos, la detención de Strauss-Khan tiene hondas repercusiones para la economía mundial, que ayer arrastraron al euro. El FMI señaló que el político francés se encontraba en Nueva York en visita privada y por tanto pagaba de su bolsillo el hotel, cuyo precio «es mucho menor de lo que se ha dicho», aclaró un portavoz.

La Casa Blanca no quiso entrar en el caso pero aseguró tener confianza en que el FMI «seguirá funcionando eficazmente» sin Strauss-Khan.