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Una mirada al futuro con el pasado muy presente
Los vecinos piden más vigilancia contra la delincuencia
CÁDIZ. Actualizado: GuardarGuillén Moreno no quiere dar marcha atrás. Hace años ya que esta zona de la ciudad lucha contra su propia leyenda. Sus vecinos no pueden negar la evidencia de que durante mucho tiempo ha sido un barrio en el que la droga y la delincuencia han marcado la vida cotidiana, hasta el punto de que pocos atravesaban Guillén Moreno si no les era estrictamente necesario. Con la disminución del consumo de heroína la situación de los vecinos mejoró. El Ayuntamiento construyó la nueva biblioteca pública en su terreno, la Junta de Andalucía hizo lo propio con un pabellón polideportivo. Todos han tratado de echar una mano a Guillén Moreno para salir adelante, pero es difícil salir del hoyo.
Sus vecinos están empeñados en conseguirlo y poco a poco se reivindican como gaditanos de primera, con los mismo derechos y las mismas necesidades que los demás. El soterramiento de la vía del tren y la cercanía de El Corte Inglés han mejorado sus comunicaciones con el resto de la ciudad, pero aún hay mucho que hacer.
La mayoría de los vecinos coincide en que no se trata de que falten equipamientos, que también, sino que lo que necesita Guillén Moreno es «alternativas para nuestros niños y nuestros jóvenes», como comenta Vicente Espinosa. Mercedes Real coincide con él: «el barrio necesita que los niños tengan en que ocuparse». Ellos saben que la calle no da buen ejemplo a sus pequeños. «Hay demasiada gente parada y eso no trae nada bueno». Además, están los problemas de toda la vida en Guillén Moreno. «Sigue habiendo trapicheo y eso trae consigo delincuencia», explica Carmen Álvarez, que pide más vigilancia para el barrio, que se vuelve especialmente peligroso por las noches.
Quienes llevan viviendo en Guillén Moreno desde hace décadas no quieren que se le considere como un barrio marginal. «Aquí se vive como en cualquier otro sitio. Hay problemas como en todas partes», comentan, pero eso sí, piden a los políticos más consideración con sus necesidades.
Uno de los grandes activos del barrio es su pabellón cubierto, el Francisco Blanca. Después de 9 años funcionando, no se han arreglado las deficiencias que presenta prácticamente desde su apertura. «El techo es de lata y la calor en verano es insoportable. Eso por no hablar de las filtraciones, porque cuando llueve se forman auténticas cataratas», dice José Luis Robles, que entrena a un equipo de futbito infantil. Del proyecto inicial muchas cosas se quedaron en el tintero, como la construcción de la grada o la colocación de las canastas de baloncesto, pero el principal problema de la instalación es que «no hay mantenimiento».
La crisis se ha cebado especialmente con este barrio en el que «el desempleo es una lacra. No hay trabajo para los jóvenes, y cada vez hay más generaciones de una misma familia viviendo en un solo piso», cuenta Ignacio Garrido.
Todos los partidos políticos se han dejado ver por Guillén Moreno durante la campaña electoral. Sebastián Terrada, de IU, puso en su visita especial interés en la situación de la vivienda, manifestando su intención de que las muchas viviendas sociales que hay en el barrio sean ocupadas por aquellos que de verdad lo necesitan. Por su parte, el PSOE, ha presentado una propuesta para crear un centro integral en el barrio que incluiría la guardería municipal Casa de Niños y Niñas y un centro social para la Asociación de Vecinos Fermín Salvochea.