![](/cadiz/prensa/noticias/201105/15/fotos/6139645.jpg)
«No pertenezco a ningún partido pero todos saben de qué pie cojeo»
Enrique González Macho Presidente de la Academia de CineEmpezó sirviendo cafés, llevó el cine español a la URSS y pasa de Mel Gibson. «Tengo diez amigos en el cine español»
MADRID. Actualizado: GuardarEnrique González Macho (Santander, 1947) ha llegado a un acuerdo con sus trabajadores para seguir fumando en su despacho de Alta Films. Productor, distribuidor y dueño de 80 salas especializadas en versión original, el sucesor de Álex de la Iglesia al frente de la Academia tiene más complicado alcanzar una entente con los internautas que se descargan películas y con aquellos que abominan de nuestro cine por motivos políticos. El 'Coppola' español señala su iPad y demás parafernalia tecnológica: «No soy un dinosaurio».
- ¿Usted se ha jugado mucho por el cine? ¿Ha arriesgado su patrimonio?
- Siempre. Si algo he hecho mal en mi vida, ahora que estoy en la etapa descendente, es que no he sabido apartar. Todo lo que he ganado -y ha habido épocas muy buenas- lo he vuelto a invertir en cine. Tengo un patrimonio como el de cualquier español. Mi casa pagada -estaría bueno después de 40 años casado- y un apartamento. No me gustan los coches ni tengo casa en Marbella. No conozco a nadie que trabaje en esto y no arriesgue.
- ¿Qué le ha dado el cine?
- Todo. Yo le debo mucho al cine. He tenido una vida maravillosa. Y muy jodida, por eso es maravillosa. No soy Onassis, pero, lo reconozco, tampoco me afecta si sube el metro. Esta profesión es un virus peligrosísimo. Nunca haces dos días lo mismo y estás en contacto con gente más inteligente que tú.
- Alguna de esa gente es la que le pidió que se presentara a la Academia.
- No me tuvieron que suplicar. Se lo consulté a mi mujer y me dijo 'tú verás'.
- Amenábar, Almodóvar...
- No voy a decir nombres. Almodóvar no me lo pidió. Me vinieron a ver cinco personas de confianza en representación de otros.
- ¿En este tiempo le han salido muchos amigos?
- Ocurre algo curioso. Yo conozco a casi todo el cine español. Mis amigos siguen siendo amigos; tampoco creas que tengo muchos en el mundillo, diez o quince. Pero cuando voy a ciertos sitios me he dado cuenta de que parece que soy otra persona.
- Casi como un ministro.
- Sí. Se confunde la Academia con un órgano legislativo, incluso entre gente de la profesión. Y somos una sencilla asociación de 1.300 personas unidas por su oficio. Aquí no cobra ni Dios. El finiquito es rápido.
- Repasemos su biografía. Nació en Santander.
- Toda mi familia es de allí pero siempre he vivido en Madrid. Mi padre murió nada más nacer yo. No guardo vínculos con Cantabria, no me quedan familiares allí.
- Aparcó Arquitectura y Económicas por el cine.
- Durante un periodo de tiempo combiné la universidad con el trabajo. Me casé muy joven y tuve cuatro hijos que, de pequeños, venían a los rodajes. Una casualidad me llevó al cine.
- ¿Una casualidad?
- En el Liceo francés organizaba viajes de paso del ecuador junto a un grupo de compañeros muy golfos. Teníamos 18 años y llevábamos a 30.000 estudiantes españoles a Francia. Trabajábamos en la oficina del padre de un amigo, José María Elorrieta, director de cine. Un día fui a un rodaje y la script se puso enferma. La sustituí sin tener ni idea y me empezó a gustar.
- Empezó sirviendo cafés.
- El sindicato vertical te obligaba a ir pasando etapas: meritorio, auxiliar, regidor, ayudante... Me hice toda la escala. Fui el jefe de producción más joven de España.
- ¿Cómo acabó al mando de ochenta salas de cine?
- De producir pasé a distribuir por circunstancias casuales de la vida. Y también me vi obligado a exhibir películas que de otra manera no se hubiesen visto. Mi amor por el cine español viene porque sé lo difícil que es hacer una película. Hasta la peor.
- En los 80 se marcha a Moscú.
- Cuando empezaron los cambios en la URSS quise dejar un legado. Me quedé con la mejor sala de Moscú, la primera que se contruyó en Rusia en 1906, para dar cine español. Y durante tres años estuvo llena, de ocho de la mañana a doce de la noche. No tenía rentabilidad: los 200.000 rublos diarios al cambio eran 17 dólares. Fue la primera ventana de libertad que hubo en la URSS. Y gracias al cine español.
«Voy a cerrar más cines»
- ¿Lo hizo por simpatía con el comunismo?
- No. Por otra casualidad. Compré una distribuidora rusa por cuatro pesetas, Alta. Por entonces no distinguía entre Einstein y Eisenstein. Los rusos me acogieron horrible. Después me invitaban, lo que significaba que te dejaban entrar y tú pagabas todo. Cuando venían, corrías con todos lo gastos. Los intérpretes de la KGB me daban consejos muy sabios, que pusiera cine soviético en los barrios populares; sí, hombre, voy a proyectar 'El acorazado Potemkin' en Vallecas... Acabé trayéndome a varios ministros y cineastas.
- ¿Pero era usted 'rojo' o no?
- No pertenezco a ningún partido por cobardía, por pudor, pero mi ideología está clara. Todo el mundo sabe de qué pie cojeo.
- ¿En el cine español hay gente de derechas?
- Sí. El primer director con el que trabajé, José Maria Elorrieta, era de camisa azul con corbata negra. Tenía a un fotofija que era un republicano represaliado, un hombre muy triste que lo había pasado muy mal en la vida. 'Es que es el mejor', me dijo un día. Y entendí perfectamente cómo funcionaba esto. José Luis Sáenz de Heredia, que no era precisamente de izquierdas, jamás discriminó por ideología. Y el comunista Bardem elegía a los mejores técnicos franquistas. Yo he visto a Paco Rabal y Arturo Fernández trabajar juntos, admirarse y quererse. Una película está por encima de cualquier cosa. No sabes lo que puede unir esa tortura maravillosa que es un rodaje, compartes bocadillo con alguien que gana cien veces más que tú. Ahora en España se identifica la opinión de una persona con el conjunto del cine...
- Presume de no tener abogado.
- Tras la reducción estamos menos en la empresa, pero llegamos a ser 450 empleados y nadie entendía que no tuviese abogado. Los consulto, por supuesto, sobre todo en temas fiscales. Pero cuando me ha fallado alguien he preferido no volver a trabajar con él, sin meterme en pleitos. Y sigo vivo. En el cine sabemos quiénes son de fiar y quiénes no.
- En Bilbao acaba de cerrar los Renoir Deusto.
- Más lo siento yo, que me ha costado una fortuna. Nadie cierra un cine si va la gente. Hicimos lo imposible. Se ha cerrado honestamente, sin suspensión de pagos ni 'eres' ni puñetas. Se ha pagado a la gente y recolocado. Estamos renegociando las deudas bancarias. Y más cines que voy a cerrar.
- Esa generación de treintañeros y cuarentones que iba a las salas de versión original ha dejado de ir.
- Las generaciones posteriores se han criado con el videoclub. Es así, no pasa nada. El retroceso en el consumo cultural afecta a todos los sectores. Los libros se venden en los aeropuertos, gordos y con vistosa tapa dura. Hace 25 años había más inquietudes que poseer un coche con muchos caballos. Lo contaba Garci en 'Las verdes praderas'. Me da pena pero es la realidad.
- 'Fast & Furious 5' multiplica el mismo fin de semana las recaudaciones del último Armendáriz.
- Sí. Triunfan 'Piratas del caribe 23', 'Star Trek 28', 'Indiana Jones en silla de ruedas 29'... Sin embargo, cuando el pobre Santiago Segura logra un taquillazo con 'Torrente 4' se meten con él. Si fuera americano nadie diría nada.
Anónimos en Twitter
- Ahora que viajará al Festival de Cannes, ¿cómo lleva eso del glamour?
- Me trae sin cuidado. No soy nada mitómano. Hace poco me invitaron en París a una cena íntima con Mel Gibson. Vete tú, si yo le traigo sin cuidado. ¿Para qué, para decirle 'señor Gibson, es usted el mejor'? Tampoco he sido un cinéfilo, un ratón de filmoteca. Prefiero mil veces cenar con Montxo Armendáriz que con Harrison Ford, somos muchos más próximos.
- ¿Y en el cine español hay glamour?
- Sí. Vi los Goya desde el Festival de Berlín y en la alfombra roja no había diferencias con el glamour más grande de otras partes del mundo? Los extranjeros me decían '¡qué espectáculo estáis haciendo!'. Aquí lo criticamos, vale. Si fueran a la gala en vaqueros les llamarían cutres.
- Alguna vez le han confundido con Coppola por ahí fuera.
- Muchas. En Cannes una vez le hicieron un homenaje y no podía dar un paso sin que se me echaran las cámaras. Estoy seguro de que salieron fotos mías en periódicos de Singapur. Otra vez, cenando en el mejor japonés de Cannes, nos condujeron a la mejor mesa entre reverencias. Pedimos y el maitre me preguntó: ¿Es usted Coppola? No. Pues a la calle.
- ¿Ya se ha reunido con la ministra?
- No. Hemos coincidido en un acto y he hablado un par de veces con ella por teléfono.
- ¿Le preocupan los cambios en el ministerio?
- No. Soy partidario de la estabilidad. Me preocupa que ciertos sectores de los poderes públicos tengan un concepto equivocado de esta industria. Viajas a Estados Unidos y cuando te sitúan en Europa preguntan si conoces a Almodóvar. El cine es la marca más importante que tenemos fuera.
- ¿Ya ha abierto su cuenta en Twiter?
- No. Me interesan las redes sociales, pero quiero saber quién es mi interlocutor. Que me insulte un señor anónimo me trae sin cuidado.