Decenas de yemeníes desafían al régimen para exigir la salida del presidente Alí Abdulá Saleh. :: AP
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Al-Qaida reaparece en Yemen para vengar la muerte de su líder

Un grupo vinculado al grupo terrorista abrió fuego contra un puesto de control de la Policía y mató a seis agentes

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Un grupo de hombres armados abrió fuego ayer contra un puesto de control de la Policía al sureste de Saná, matando al menos a seis agentes. El ministerio de Defensa yemení aseguró ayer que los atacantes tienen vínculos con Al-Qaida, que podría haber aumentado su actividad en el país arábigo tras la muerte de Osama bin Laden.

El ataque de ayer siguió el patrón que ya se ha repetido en muchas ocasiones, cuando un grupo armado de unas 20 personas que se desplazaban en camionetas tirotearon con fusiles automáticos y granadas a los agentes. Los milicianos consiguieron escapar. El día anterior, cuatro soldados murieron de la misma forma en la provincia de Mareb.

Mientras el terrorismo mantiene en vilo a las fuerzas de seguridad yemeníes, el régimen continúa reprimiendo las protestas populares que piden al presidente Alí Abdulá Saleh que abandone el poder. Una manifestación en la ciudad de Taiz, al sureste del país, fue atacada por hombres armados vestidos de paisano que dispararon desde tejados cercanos e hirieron al menos a siete personas, una escena que empieza a repertise.

La represión violenta de las manifestaciones en Yemen se ha convertido en una constante, donde la situación permanece estancada y tensa por el rechazo de Saleh, que lleva 32 años en el poder, a abandonar la presidencia. El viernes, en otro despliegue de fuerza del régimen, tropas gubernamentales dispararon contra una protesta callejera en la ciudad de Eb y mataron a cinco personas.

Ayer, el secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Abdulatif Zayani, viajó a Yemen para intentar resucitar el acuerdo por el que Saleh abandonaría la presidencia a cambio de inmunidad. Las negociaciones con la oposición, en las que está mediando este organismo que agrupa a los seis países árabes del Golfo, se encuentran completamente estancadas por los vaivenes de Saleh, que un día acepta las condiciones del acuerdo para oponerse al día siguiente.

Al flanco que tiene abierto Saleh con la oposición, a la que está dispuesto a sofocar a sangre y fuego, se une la lucha que dura ya más de una década contra las milicias de Al-Qaida en la Península Arábiga (AQPA), que tienen en las montañas que hacen frontera con Arabia Saudí su base de operaciones. Allí se encontraría el que los rumores apuntan como nuevo jefe de esta rama arábiga del grupo terrorista. Se trataría del clérigo estadounidense Anuar al-Awlaki, al que se relaciona con la matanza de Fort Hood en Texas y con el intento de atentado en un vuelo comercial que iba a aterrizar en Detroit, ambos en 2009.

Al-Awlaki salió ileso recientemente de un ataque estadounidense con un avión no tripulado, que intentó sin éxito matar a uno de los terroristas más buscados del momento.