Editorial

Dignidad final

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La aprobación del anteproyecto de ley de cuidados paliativos y muerte digna abre el procedimiento para que tan necesaria iniciativa pueda contar con el máximo consenso político y social y con la seguridad jurídica que deberá brindar su articulado. La ministra de Sanidad señaló ayer que se trata de avanzar «de un modelo asistencial a un sistema de derechos y garantías». A lo que habría que añadir el compromiso que la nueva ley supondrá en cuanto a la dotación de los medios hospitalarios y humanos que permitan la realización efectiva de esos derechos. La experiencia desarrollada en cuidados paliativos y la especialización profesional en dicho ámbito han permitido superar el bloqueo moral al que conducía la disyuntiva ante la eutanasia recordando que, mientras ese debate se resuelve, es imprescindible evitar el sufrimiento antes de la muerte cuando ésta se anuncia inexorable y próxima como consecuencia de un mal irreversible y carente de tratamiento curativo. Y ninguna convicción moral o creencia puede oponerse a aliviar clínicamente y en lo posible el trauma que acarrea la llegada anunciada de la muerte, incluso aunque considere más trascendente la asistencia espiritual.