Cristianismo y sociedad
Actualizado: GuardarSer cristiano tiene un coste, sobretodo vital, porque si decirlo ya cuesta en los tiempos que corren, ejercerlo o al menos intentarlo, significa asumir renuncias, demasiadas para unos, pocas para otros en comparación con la felicidad que procura su ejercicio. Pero existe otro coste, que mas bien es carga, porque hoy declararse cristiano, en según qué ámbitos o identificarse como miembro de algunos movimientos o institutos eclesiales, conlleva exclusiones sociales, incluso dificultades laborales. Hoy día el único ejercicio público de la fe que se tolera, que incluso se jalea, al margen de las manifestaciones de religiosidad popular, parece ser el de aquellos cuya relación con la jerarquía y con la doctrina oficial de la Iglesia es entre muy crítica y cismática.
Quizás por eso, por el temor de vernos perjudicados, por la comodidad de no contrariar nuestra conciencia, porque pensamos que ser cristianos consiste en participar mecánicamente en diversos ritos o porque nos avergüenza que puedan pensar que somos unos capillitas retrógrados -pues esa es la percepción que hoy día tiene de los cristianos una parte de la sociedad- hemos preferido ignorar el sentido trascendente de nuestra existencia y nos horroriza que alguien pueda hablarnos del sentido del pecado, de la economía de la salvación o de la vida eterna. Pero en buena medida, todo esto es consecuencia de nuestra monumental ignorancia no ya de la doctrina de la Iglesia, a la que quienes no creen han conseguido que los que creemos la miremos con recelo, sino de los fundamentos de la cultura y la historia religiosa, que nos lleva a aceptar sin rechistar, vivir en una sociedad que tras haber socializado y juridificado los principios fundamentales de la doctrina cristiana, hoy reniega de ellos.
En el siglo XXI resulta indispensable la presencia social del mensaje cristiano, haciendo ver que el que haya gente que crea y viva determinados valores e intente aportarlos a la vida social, la enriquece y mejora. De todo esto vamos a hablar en Cádiz, durante hoy y mañana, en las III Jornadas sobre Católicos y Vida Pública, que se celebrarán en el antiguo Gobierno Militar con el sugerente lema de 'Las debilidades de la Cultura Dominante. Juventud y Compromiso Cristiano'.