ESPAÑA

El recinto ferial acoge a 10.000 evacuados

Coches, caravanas, tiendas de campaña o, simplemente al raso, los los lorquinos pasaron la noche fuera de sus casas por temor

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El temor a nuevas réplicas era patente ayer en los rostros de los vecinos de Lorca. Así, el recinto ferial de la localidad sirvió para realojar a los 10.000 evacuados tras los seísmos, ante los consejos de los servicios de emergencia para que nadie regresara a sus casas.

Hasta el lugar fueron llegando a lo largo de la tarde los vecinos de Lorca, aún afectados por la tragedia que les había tocado vivir. Las autoridades prepararon alimentos para repartir entre los damnificados, así como los medios necesarios para que pudieran dormir lo mejor posible a la intemperie. Por suerte, la temperatura en la región era agradable. Y es que los edificios públicos de la localidad no ofrecían anoche garantías suficientes ante los daños estructurales sufridos durante los temblores. Es el caso de uno de los polideportivos de la localidad, infraestructuras que habitualmente son usadas como refugio, pero en este caso su techo también se derrumbó parcialmente. Los aparcamientos, las plazas, los parques e incluso algunas pistas deportivas al aire libre también se convirtieron en centros de acampada improvisada.

A lo largo de las calles del municipio murciano podían contemplarse carritos de bebé sobre la calzada empujados por padres cargados algo de ropa, enseres de aseo y comida. Se dirigían a alguno de esos espacios en los que se concentraron los vecinos, sorteando los cientos de cascotes y restos de escaparates rotos por el terremoto. Entre los vecinos abundaban anoche las mochilas y pequeñas bolsas de viaje y los móviles en la mano o pegados a la oreja para mantener un contacto lo más estrecho posible con sus familiares.

Hubo unos primeros llamamientos de las autoridades para que la gente no emprendiese la huida en coche, con el fin de evitar embotellamientos que impidiesen actuar a los vehículos de los servicios de emergencia. Aun así muchos optaron por buscar cobijo en segundas residencias, a salvo de posibles réplicas que pudieran revivir los infernales segundos de la tarde de ayer. A los demás les tocó pasar la noche a la intemperie.