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El martes ya lució nuestra Feria
El calor dio una tregua al segundo día de fiesta, en el que el Real presentó al fin un lleno considerableLos niños fueron los protagonistas de una jornada que invitaba al paseo y al rebujito
JEREZ. Actualizado: GuardarEl sol luce, pero no tan fuerte como el día anterior. Corre una brisita que acompaña... Las calles se inundan poco a poco de vida, de niños, de color... La Feria ya, por fin, luce en todo su esplendor. El martes el Real es otra cosita; hay más gente y menos bochorno. Aunque el albero sigue brillando por su ausencia, la gran fiesta ya se presenta como la conocemos todos: llena de vida, con jolgorio y con un ambiente que te envuelve.
Parece ser el día de las comidas de empresa; muchas casetas están repletas de trabajadores deseando dejar a un lado el tedio del día a día y aparcar los sinsabores de la crisis frente a un rebujito. El martes, también, es el día en el que muchos colectivos se estiran e invitan a los socios y a la prensa a un almuerzo suculento (en algunos casos) y casi de racionamiento en otros. Un ejemplo es el de los andalucistas, que de manos de su candidato, Santiago Casal, se dejan los cuartos en la Feria quedando bien con el mal llamado cuarto poder.
A la coalición PSA-PA le sale redonda la jugada y de allí muchos compañeros acuden al PSOE. En esta caseta, sin embargo, hay sentados más políticos que periodistas y encontrar un hueco parece casi misión imposible. La alcaldesa, que otras ediciones viste casi traje de flamenca por día, en esta ocasión los ha dejado en el armario y muchos se preguntan si, con los números rojos, Sánchez no está ni para renovar vestuario. Los políticos se siguen dejando ver en el Real, aunque salvo la delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López, y la de Educación, Blanca Alcántara, pocos de los que se salen de las fronteras jerezanas hacen el amago si quiera de aparecer.
Comisiones Obreras nunca defrauda, y en su abarrotada caseta siempre hay un hueco para los que llegan a última hora a disfrutar de unas gambitas frescas a un módico precio. Mientras nos sentamos en su terraza vemos pasar a los ya numerosos vestidos de gitana de los que disfruta nuestra vista en el Real: mucho colorido, algún que otro traje corto y sobre todo formas ceñidas que realzan la figura femenina. Ellos, como viene siendo habitual, son más vergonzosos y se resisten a calzarse los botos.
En esta borrachera de luz y diversión las voces de los niños se alzan como las protagonistas indiscutibles, mezcladas con las de los padres que les advierten de las normas que deben seguir a rajatabla si no quieren resquebrajar la economía familiar: «Hemos quedado en que os montáis en tres cacharritos, y ni uno más». A las atracciones, eso sí, deberán seguir los algodones, las manzanas caramelizadas, las grúas de la suerte y todo con lo que los pequeños puedan arramplar antes del toque de queda que les obligue a partir a casa.
Llama la atención el hecho de que no aparezcan demasiados grupos de mujeres en el recinto ferial. El motivo es claro: ellas se preparan para el gran acontecimiento que supone el miércoles de Feria. Mucho cachondeo, mucha flor en el pelo, mucho vino fino y, sobre todo, mucha libertad y muy pocos maridos a lo largo y ancho del Real. Pero muy pocos se olvidan de que ésta es una Feria de la crisis, de los parados, de los innumerables conflictos laborales y de la sequía municipal.
Por ello, el González Hontoria continúa albergando protestas de aquellos que no escapan de su realidad ni por una semana. Éste es el caso de la plantilla de Relaciones Laborales, que toma el recinto como un feudo reivindicativo y se pasea por las principales casetas recordando su particular drama laboral. «Están dejando morir a la Escuela», se lamentan, mientras los transeúntes parecen mostrar una comprensión absoluta y una solidaridad sin límites con su causa.
Los 'guiris' los miran no con poca curiosidad e interés, e incluso alguno se aventura a inmortalizarlos con su cámara, como parte del paisaje ferial. Ellos ya pertenecen a esa foto fija; los visitantes extranjeros continúan fieles a su cita con Jerez y desafían a las altas temperaturas observando con fruición todo lo que les rodea. En su cara no aparece un atisbo de la crisis; se muestran ajenos a la dura cotidianidad de la ciudad y todo su afán es saber a qué hora desfilarán los caballos o dónde se comen los platos más típicos. Hacen bien; qué sería del sector turístico y de servicios sin su presencia.
Por lo demás, el inicio de la semana grande destaca por la práctica ausencia de incidentes. En este sentido, de momento está siendo el calor el principal enemigo de los ciudadanos. Ayer, una ambulancia tuvo que socorrer a una persona mayor a la que le había dado una lipotimia por las altas temperaturas. Cabe recordar que Cruz Roja mantiene un puesto de asistencia como todos los años en el Real, al que podrá acudir todo aquel que necesite de los servicios sanitarios.
La Policía también despliega un amplio operativo y vela por que todo se desarrolle con normalidad, con especial atención a la zona juvenil y la calle del Infierno. A partir de esta noche se espera ya un lleno absoluto en las casetas de la movida, sobre las que existirá una especial vigilancia para que se respeten las ordenanzas en cuanto a ruidos, horarios y venta de alcohol.