CARTAS A LA DIRECTORA

Cuando nada tenemos

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Cuando nada teníamos, pero apenas nada anhelábamos; y no lo deseábamos porque era casi imposible conseguirlo, se entiende por medios lícitos. Y la exclamación era.es de cine

Cuando se ha nacido en aquella época, a finales de los años treinta, en plena guerra civil española y se ha crecido desde la más pequeña infancia y convivido con la precariedad de la posguerra. No se ha comido apenas mendrugos de pan para acompañar a lo que nos daban de suministro, que era lo que «nos surtía», la cartilla de racionamiento, se miraba con ansiedad el periódico para comprobar lo que nos correspondía en ese distrito, en el vivíamos, de Madrid. No recuerdo si el suministro era semanal o quincenal mente. Ni viene al caso..

La vida era hogareña, con pocas diversiones y aún más escasa en dinero. Cualquier acontecimiento era celebrado, y todos tan contentos. El que consiguió un coche de tercera o cuarta mano, lo ofrecía a los demás y era frecuente que al pasar por la «cola» de los que esperábamos el tranvía, un claxon, de sonido conocido, nos anunciase que nuestra desazón por la espera había finalizado. El coche nos iba a dejar en nuestra casa de manera grata e impensada.

Nada preguntábamos, ignorábamos las opiniones de cada uno y la profundidad de las mismas. Sabíamos de las ideas políticas, lo presumíamos por la proximidad del final de la guerra, pero nos respetábamos. Ahora sabemos demasiado y algunas deplorables.

Convivíamos los de izquierdas con los de derechas. A nadie mataban por aquello, ni nada echábamos en cara. Nunca supimos de nadie, y estábamos en Madrid, de crímenes del franquismo, pasados los primeros momentos que llaman de represalias. Es más, se dispuso que aquellos que no tuvieran «delitos de sangre», pudieran volver a la Patria, si lo deseaban. Y tantos volvieron, que hubo un «baby boom» como consecuencia de aquella disposición. Muchos conocidos y familiares volvieron y se hizo una «piña» con ellos, porque había un culto a la amistad que olvidaba aquellos años nefastos para todos.

Y ahora se habla de tolerancia y de «talante». Entonces hubo una palanca que ahora se ha arrinconado casi definitivamente. Una palanca que movía nuestro mundo y tenía su punto de apoyo. Eran la escasez que nos unía y se apoyaba en el amor. Intentemos ser ese punto de apoyo, y que el mundo haga palanca.