La afiliada de 102 años que aún tiene ganas de política

Petra Barbosa se acuerda, vagamente, de las municipales de 1931, del Referéndum Nacional de Sucesión de 1947, del espaldarazo a la Constitución del 78, de las Generales que ganó Suárez, de las Generales que ganó Gónzález, de las Generales que ganó Aznar, de Rafael Escuredo, de Rodríguez de la Borbolla, del sí y del no a la OTAN, del fiasco europeo, de Chaves y de Zapatero... Si excluimos los paripés de la Restauración Borbónica del XIX, resulta que Petra ha vivido todas las elecciones democráticas y no democráticas de la historia contemporánea española. Porque la abuela Barbosa nació el 16 de septiembre de 1908, cuando Alfonso XIII llevaba seis añitos de reinado. Y todavía tiene ganas de urna.

Petra se afilió hace unos meses al Partido Vecinal Regionalista que encabeza en Chiclana Marisol Ayala. Participó en la presentación de la candidatura y, si la salud se lo permite, continuará apoyando su campaña. A estas alturas, los motivos por los que una anciana de 102 años decide pedir el voto en favor de una opción política son rematadamente simples: «Conozco a Marisol. Sé que es una mujer honrada. Los ayuntamientos y los gobiernos están llenos de personas que solo buscan su propio interés. Estoy segura de que Marisol no es así. Y además, no quiero ni a Román ni a Marín». Nada de ideologías. Ni de programas. Es sólo una cuestión «de confianza».

«Hay que votar»

Aunque a veces confunde nombres y fechas, y no acaba de hilar sus argumentos, de una cosa está completamente segura: «Hay que ir a votar. La democracia hace falta. Y todo el que esté en condiciones de participar en la política, si lo siente así, de corazón, porque quiere ayudar a su pueblo, tiene que hacerlo». Añade otra razón de peso: «Con esta crisis tan mala, con tanto paro que hay, es bueno que la gente no se quede en su casa».

Petra Barbosa ya sabe el colegio en el que tendrá que votar (El Atlántida) y confía en tener fuerzas para participar «en alguno de los actos de Marisol». Casi seguro que podrá hacerlo. Salvo ciertos problemillas de oído, la salud de Petra es asombrosa. «No hay secreto», afirma. Aunque todo apunta a la genética. Todavía conserva a una hermana, Lola, de 94 años, y a un hermano, Basilio, de 88. «Basilio anda regular», se lamenta. «Pero yo estoy bien. Deseando salir de fiesta», bromea.