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Rubalcaba acusa a Rajoy de jalear al ala dura del PP desde la sombra
Alerta a los votantes socialistas de que no se fíen de la apariencia moderada del líder de la oposición
Actualizado: GuardarAhora no es como en la legislatura pasada. Ahora el PSOE no cree que su política antiterrorista sea difícil de entender para buena parte de su electorado, como ocurrió en 2007 y 2008, a cuenta de ANV o de Iñaki de Juana Chaos.
Al revés. Ahora los ataques del primer partido de la oposición pueden provocar, incluso, el efecto contrario. Los socialistas están convencidos de ello. No es casual que tanto el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en Valladolid, como el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el viernes en León, se decidieran a romper una suerte de norma autoimpuesta -la de no hablar sobre este tipo de asuntos en un mitin electoral, salvo que sea el País Vasco-, y pusieran sobre el tapete las duras declaraciones del sector más radical del Partido Popular.
La percepción de un enemigo externo siempre cohesiona, y el PSOE anda algo necesitado del cariño de los suyos. La bestia negra fue, en esta ocasión, el vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González-Pons, y su punzante crítica contra los magistrados del Tribunal Constitucional que permitieron la presencia de Bildu en las elecciones del próximo día 22. Rubalcaba tildó de «frase abyecta» esa en la que el portavoz de los conservadores aseguraba que «desde Madrid, con escolta y buen sueldo, es muy fácil decir que Batasuna se presente y quedar de demócrata mundial». Pero no eximió de culpa a Mariano Rajoy, que ha mantenido un tono mucho más moderado que sus correligionarios.
No cabe duda de que es el aval del líder de la oposición a la política antiterrorista del Ejecutivo lo que ha contribuido a hacerla más creíble a ojos de los ciudadanos. Rajoy mantiene en vigor su apoyo, pero no termina de jugar a una sola carta. Y es esa ambivalencia la que trató de explotar el ministro del Interior. «Hay quien cree, cándidamente, que esto no tiene que ver con él -dijo-. No es verdad; quien calla otorga y, o no manda, o no quiere callarles».
Ni Rubalcaba, ni Zapatero el día anterior, pronunciaron una sola vez en toda su intervención el nombre de Bildu. Porque no es que todos los socialistas aplaudan con entusiasmo la decisión del Constitucional; es más, en algunas regiones, como Castilla-La Mancha o Castilla y León, hay quien la mira con suspicacia. Lo que sí puede jugar a favor del PSOE es que el PP aproveche el fallo para sembrar dudas sobre las intenciones del Gobierno y, más aún, que al no encontrar elementos para reprochar al Ejecutivo su falta de diligencia (al contrario que con ANV, esta vez los servicios jurídicos del Estado sí recurrieron todas las listas) carguen contra la independencia de los jueces.
«En democracia, quien se mete con las instituciones no las fortalece, las socava» , argumentó el número dos del Gobierno ante los 750 asistentes que acudieron a verlo al recinto ferial. «Veo estos días su eslogan, que dice 'Centrados en ti' -remarcó- y pienso: '¿Centrados? Son la derecha de la derecha'».
Agitar el miedo
En realidad, de eso se trataba: de agitar el miedo de los desmotivados votantes del PSOE al conservadurismo extremo, de intentar pinchar la imagen morigerada que pretende construirse Rajoy, de señalar que juega a Don Tancredo y se pone de perfil, de alertar de que es todo un engaño para que el electorado progresista no despierte del letargo al que le han abocado la política económica de Zapatero.
«Que no gobierne la derecha porque no supimos movilizarnos o porque no supimos explicar los riesgos», pidió el veterano político. «Por resumirlo -añadió-: en estas elecciones nos empezamos a jugar si el Estado de Bienestar pasa a ser un pálido reflejo del siglo XX o una realidad pujante del siglo XXI. Y hay que decir a la izquierda que no es lo mismo una cosa que otra». Rubalcaba también trató de convencer a los suyos de que la recuperación económica llegará pronto e incluso aseguró que por eso Rajoy pide elecciones anticipadas, para que la bicoca que ha encontrado en la crisis «no se le acabe antes de tiempo». «No las va a haber», prometió.