El PP arrasa y el PSOE solo salva los muebles en Extremadura
Los populares retendrían Murcia, Valencia, Castilla y León y La Rioja, ganarían en Castilla-La Mancha y pueden gobernar en Asturias y Cantabria
MADRID. Actualizado: GuardarEl PP tiene indiscutibles razones para la tranquilidad en estas elecciones autonómicas. Su victoria sería, según el amplio sondeo de Ikerfel para este periódico, avasalladora en Castilla y León, Comunidad Valenciana y Murcia. También sería clara, pero sin llegar a las diferencias de las tres anteriores, en La Rioja y Castilla-La Mancha. Los populares discuten el triunfo a socialistas y regionalistas en Cantabria, y tienen posibilidades de gobernar también en Asturias.
Si el PP tiene ante sí un paisaje que invita a la euforia, el del PSOE estimula la depresión. Los socialistas apenas salvarían los muebles, y no es seguro, en Extremadura, si es que consiguen fraguar un acuerdo con IU, algo que, de entrada, no se puede dar por seguro. También tiene posibilidades de renovar su alianza en Cantabria con los regionalistas de Miguel Ángel Revilla. Solo necesita que el PP no alcance la mayoría absoluta, pero los populares la tienen al alcance de la mano.
En Asturias puede pasar de todo. No es descabellado pensar que el pacto más probable es el del PP, que sería la segunda fuerza, con el Foro Asturias que capitanea Francisco Álvarez-Cascos, que sería el tercer partido. La incógnita a despejar sería quién ocuparía la jefatura del Ejecutivo autonómico, el veterano Cascos o la novata Isabel Pérez Espinosa. En el PP reconocen que no ven al exvicepresidente de lugarteniente de su candidata, pero también dicen que sería una operación política ruinosa haber negado la candidatura a Cascos y después auparle a la Presidencia. De ese mar revuelto podría sacar tajada el PSOE, que con su aliado habitual, IU, no reuniría mayoría suficiente para gobernar salvo que populares y 'asturianistas' consumen su divorcio.
El estudio es malo también para Izquierda Unida, que de su magro botín político en estas ocho comunidades perdería entre tres y cuatro escaños. Su única alegría procedería de Extremadura, donde pueden irrumpir en la Asamblea regional con cierta fuerza. Su recuperación, al menos en el terreno autonómico, parece lejana.
Unión, Progreso y Democracia (UPyD), pese a sus expectativas, solo lograría asomarse a un parlamento, el asturiano y con un solo diputado. En el resto, nada. El partido de Rosa Díez vuelve a ser víctima del bipartidismo y la escasa notoriedad de sus candidatos, carencia que responde en buena medida a su baja presencia en los medios informativos.
Fugas de votos
El sondeo también pone de manifiesto que el electorado del PP es el más fiel de todos. Las deserciones entre sus votantes se miden con cuentagotas, y la fuerza que más se beneficia es UPyD, aunque sea en porcentajes que nunca pasan del 4%. El PP solo tiene una gran sangría, la de Asturias, donde algo más de uno de cada tres votantes populares se pasaría al partido de Álvarez-Cascos.
Las fugas entre el electorado socialista de estas ocho comunidades son bastante mayores y su destino mayoritario es el PP, y en segunda instancia IU. El PSOE también sufre, y bastante, el efecto Cascos en el Principado.
Un caso curioso es el de Izquierda Unida. La emigración de sus votantes no es hacia el PSOE, como podría pensarse, sino que vuela a UPyD.
Los casos de corrupción, como ya es habitual, no pasan factura al partido que los protagoniza. El PP, que podría ser el gran perjudicado en la Comunidad Valenciana por sus vínculos con la trama 'Gürtel', no se resiente de ello; es más, obtendría mejores resultados. Solo la imagen de Francisco Camps sale malparada sin que ese dato negativo se traduzca en una merma electoral.
Para los populares, a diferencia de los socialistas, tampoco es un lastre la longevidad en el cargo de sus candidatos. El murciano Ramón Luis Valcárcel y el riojano Pedro Sanz llevan 16 años como presidentes y lejos de sufrir un desgaste mejorarían sus resultados electorales. El PSOE en Extremadura y Castilla-La Mancha, en cambio, está en un franco declive.