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Pakistán se planta ante el Pentágono
El Gobierno de Islamabad pide a Estados Unidos que su presencia militar en el país asiático se reduzca al «mínimo esencial»
Actualizado: Guardar«La segunda mezquita a la derecha, no tiene pérdida». Los vecinos de Abbottabad asisten atónitos a la procesión diaria de miles de personas que se acercan hasta la pedanía de Bilal para ver la casa donde vivió Osama bin Laden los últimos cinco años. Cuatro días después de su muerte tras la operación de las fuerzas especiales estadounidenses, el Ejército paquistaní, tremendamente cuestionado por la opinión pública del país asiático, reaccionó con un comunicado del jefe del Estado Mayor, Ashfaq Kayani, en el que asumió «errores en la recogida de información» y advirtió de que «otra acción de este tipo obligaría a revisar el marco actual de cooperación».
Una muestra del malestar en el seno de la principal institución que mantiene abierta una investigación de los hechos y que pidió a Estados Unidos la reducción al «mínimo esencial» el número de efectivos militares en suelo paquistaní, unos 275 según reconoce el Pentágono en estos momentos.
Una legión de curiosos acompaña a la prensa que hace guardia a las puertas de un complejo cerrado a cal y canto. De fondo se escuchan los disparos de los campos de tiro que rodean una zona ocupada por cuarteles. Las montañas Kakul presiden el valle y en sus lomas se advierte la presencia de numerosos puestos de control.
«Me cuesta creer que Osama estuviera a menos de cinco minutos de mi casa, pero aún me cuesta más que ninguno de los puestos de control detectara la presencia de helicópteros», piensa el joven Mohsen Ali, indignado por la reputación de «pueblo terrorista» que se ha ganado Abbottabad.
Los militares que salen de la academia local forman la primera línea del frente contra el enemigo talibán de la frontera afgana y miles han perdido la vida en los últimos años de guerra contra el terror. El aire es competencia de los estadounidenses, que desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca han incrementado de forma espectacular las acciones con aviones no tripulados.
Defensa del servicio secreto
Pese a la no coordinación para el ataque contra Bin Laden, el general Kayani recordó que «más de cien destacados miembros de Al-Qaida han sido arrestados o aniquilados gracias a nuestra cooperación hasta el momento». El secretario de Exteriores, Salman Bashir, también quiso defender el honor de sus fuerzas de seguridad y rechazó las insinuaciones de que los servicios secretos (ISI) hubieran dado refugio a quien era el hombre más buscado del mundo.
«Sobre el terreno básicamente han desplegado en los últimos meses un número muy importante de agentes de inteligencia, pero apenas cuentan con presencia militar más allá del personal que se encarga de los UAV (aviones no tripulados)», informa un experto en seguridad consultado. A cambio de una ayuda de más de 2.000 millones de dólares (casi 1.375 millones de euros) que recibirá el Ministerio de Defensa paquistaní durante los próximos cinco años en concepto de «lucha contra el terror», Washington tiene carta blanca para actuar en el país. Cada ataque de un avión no tripulado enciende a la mayoría y la operación contra Bin Laden ha terminado de exacerbar el sentimiento antiamericano en el seno de una sociedad marcada por la influencia de los grupos islamistas, que hoy llevarán a cabo una llamada a la protesta tras la oración.
Por otro lado, los camiones de la OTAN siguen ardiendo en su camino a Afganistán y el jueves otros dos resultaron calcinados antes de cruzar la frontera para abastecer a las tropas internacionales.
«¿Por qué entramos a la Mezquita Roja en 2007 tras el asalto y aquí se nos cierra el paso?», se pregunta el conocido presentador de una canal nacional cansado de discutir con los militares. No solo no hay acceso sino que además las autoridades barajan la opción de demoler el edificio para evitar que se convierta en lugar de peregrinación a donde la gente se acerca para hablar de una figura que todos creían muerta y la operación de Estados Unidos ha resucitado después de diez años de clandestinidad: Osama bin Laden.